Estados Unidos ha sido el principal socio comercial de Venezuela

Vicente Quintero
13 min readApr 8, 2019

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Desde los tiempos de Juan Vicente Gómez, Estados Unidos ha sido el principal socio comercial de Venezuela. La primacía estadounidense en la economía venezolana se ha mantenido desde entonces; lejos ha quedado aquella Venezuela anclada a los productos alemanes -el Made in USA reemplazó al Made in Germany-. Veinte años de chavecismo-madurismo no lograron acabar con estos lazos.

Simón Bolívar, al encargado de negocios de los Estados Unidos en 1826: ”los Estados Unidos de América (…) han sido, y son el pueblo modelo: ellos que reúnen la mayor suma de la dicha social al poder que da el orden; al poder que da la libertad (…) y esta tierra que tiene la gloria de haber sido descubierta por el gran Colón, cifra su dicha en imitar los ejemplos de gloria, de libertad y de virtud que recibe de los Estados Unidos (…)”

Patricia Phelps de Cisneros con David Rockefeller, una de las alianzas económicas bilaterales más importantes en Venezuela

Rusia y China no tienen el músculo financiero de Estados Unidos

Desde los años noventa, después de la desintegración de la Unión Soviética, Estados Unidos es la única superpotencia del mundo, tanto en lo económico, como en lo militar. China y Rusia son potencias emergentes que todavía no la superan.

Todavía a principios del año en curso, Estados Unidos seguía siendo el principal socio comercial de Venezuela, a pesar del discurso antiestadounidense de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En febrero del año 2019, el economista Francisco Monaldi del IESA, escribió: “Recordatorio, al menos hasta hace dos semanas, Estados Unidos era el principal socio comercial de Venezuela y alrededor de $8 de cada $10 dólares que le entraban por exportaciones a Venezuela, venían de Estados Unidos.” Para finales del año 2017, el 60 por ciento de los tenedores de deuda venezolana eran empresas estadounidenses. En lo que respecta a la deuda venezolana, China y Rusia seguían siendo siendo secundarios; Estados Unidos figuraba como el principal acreedor. En el caso de PDVSA, estos eran los principales tenedores de sus bonos para finales de 2017, según datos de Bloomberg.

Fuente: Bloomberg (2017), Abramovics Lisa.

Desde que funcionarios de la administración de Maduro fueron sancionados en el año 2015, hacer negocios con Venezuela se ha vuelto complicado. No porque las sanciones de ese año lo prohibieran -las primeras sanciones fueron muy leves y personalizadas-, sino por el estigma que implica el relacionarse con individuos de dudosa y cuestionada reputación. En lo posible, los banqueros y empresarios grandes evitan hacer negocios con quienes tienen fama de criminales, corruptos y violadores de derechos humanos. Aún cuando el costo de oportunidad sea alto, los inversionistas miden muy bien sus riesgos. Venezuela es vista como una oportunidad a futuro, una vez que Maduro salga del poder.

Después del terremoto de 1812 en Caracas, Estados Unidos decretó el envío de cinco navíos cargados de harina a las costas de Venezuela, símbolo de la benevolencia y la fraternidad entre las dos Américas. ¿Ayuda humanitaria? Así le diríamos hoy en día.

Con toda razón, los bancos desde entonces le exigen mayores garantías a Venezuela a la hora de abrir nuevas cuentas a nombre de instituciones públicas; hacer transferencias de dinero; conceder nuevos préstamos; etcétera. Goldman Sachs hizo negocios con Venezuela en 2017, sin mayores inconvenientes únicamente por el inmenso poder que tienen estos banqueros y el prestigio que tienen ante la administración de Donald Trump. Sin embargo, las críticas fueron muy duras; la opinión pública los condenó por darle sustento financiero a Maduro. En el mundo democrático liberal y occidental, la mayoría de los empresarios evitan a Maduro, y si se acercan a él, exigen condiciones muy estrictas. La mala reputación de la administración de Maduro incluso afecta su riesgo-país, con las terribles consecuencias que de esto derivan.

La situación desde 2017 ha empeorado de forma sostenida y el régimen de Maduro se encuentra cada vez más aislado. La compraventa de bonos de PDVSA (2017), la adquisición de oro venezolano (2018) y la importación de petróleo venezolano (2019) han sido las medidas más duras que hasta ahora ha tomado la Casa Blanca, con el objetivo de presionar financieramente a Maduro. Las recientes órdenes ejecutivas del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sostienen que, a los efectos de las sanciones, el término persona significa “persona o entidad”. Por entidad, se entiende cualquier sociedad, asociación, fideicomiso, empresa conjunta, corporación, grupo, subgrupo u otra organización. Es decir, las sanciones pueden afectar a cualquier persona que, si bien no está sancionada de forma directa y explícita, tiene negocios o relaciones con la administración de Maduro.

Ni la República Popular de China ni la Federación Rusa están en condiciones de ofrecerle a Venezuela un programa integral de asistencia financiera que le permita a esta salir a mediano plano de su profunda crisis económica. Los gobiernos de Chávez y Maduro, endémicamente corruptos, no han logrado generar suficiente confianza en las potencias emergentes, que han visto cómo sus inversionistas en Venezuela no han dado los resultados esperados. Los chinos y los rusos esperaban una mayor rentabilidad.

Además, la economía china, después de haber crecido muy rápidamente en las últimas décadas, no está ahora pasando por su mejor momento. El desempeño del mercado de valores de la República Popular de China fue uno de los peores en el mundo, con pérdidas de hasta 28 por ciento. Y por supuesto, la guerra comercial entre Estados Unidos y China complicó aún más las cosas. Mientras tanto, la economía estadounidense sí está atravesando uno de sus mejores momentos en la historia reciente, acompañado de un considerable repunte de la innovación tecnológica, no visto desde los años noventa. China ha avanzado sorprendentemente en los últimos años, pero todavía es superada por Estados Unidos en términos militares, geoestratégicos, económicos, financieros, industriales y tecnológicos.

Rusia es considerada un país pobre, con una economía del tamaño de California — si bien muy resiliente — y con un PIB per cápita muy inferior al de países como España y Portugal. A diferencia de China y Estados Unidos, Rusia no está en condiciones de conceder préstamos multimillonarios a Venezuela, menos aún con los actuales precios petroleros y otros commodities. El dinero que los rusos le podrían dar a Maduro mucho que les hace falta a ellos, que todavía tienen una economía muy poco diversificada, de ingresos medios y sumamente dependiente en los commodities. Las grandes petroleras rusas en Venezuela, Rosneft y Gazprom, no tienen la misma red de contactos que las tradicionales petroleras estadounidenses; tampoco cuentan con su especializada logística; y menos con la experticia tecnológica para procesar el petróleo venezolano, imprescindible para aumentar la producción petrolera venezolana en tiempo récord. Los estadounidenses llevan un siglo posicionados como los principales socios comerciales de Venezuela, y no en pocos casos, estos conocen a Venezuela como si fuera su propio país.

Si la administración de Maduro logra sostenerse en el poder — que no deja de ser un posibilidad, gracias a la asesoría estratégica de los chinos y los rusos — , a pesar del impacto de las sanciones occidentales y el aislamiento internacional democrático, serán tiempos muy duros los que vendrán para Venezuela, a menos que se llegue a una negociación con la Casa Blanca, escenario descartado en estas condiciones. Mientras las sanciones se mantengan, muchos potenciales inversionistas se abstendrán de hacer negocios con Venezuela, con temor a futuras represalias por parte de la banca estadounidense.

La supervivencia de Maduro no debe ser entendida como sinónimo de prosperidad y estabilidad económica. Aún cuando los chinos y los rusos no abandonen a Maduro, el daño que causa el deterioro de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos es muy fuerte — lo repetimos nuevamente: EE UU es el principal socio comercial de Venezuela — . La economía venezolana, aún si se tomaran todas las medidas necesarias para estabilizarla, tendrá un desempeño menor al de su potencial, mientras no mejoren las relaciones con Estados Unidos. Los países, ahora más que nunca en estos tiempos de globalización, no son órbitas aisladas; dependen los unos de los otros. El comercio internacional se produce debido a que ningún país es autosuficiente, y en el caso de Venezuela, China y Rusia no ofrecen las mismas oportunidades que Estados Unidos, la superpotencia mundial.

El dólar estadounidense es la moneda de referencia mundial y la banca internacional sigue, en gran medida, la dirección de los Estados Unidos de América. Venezuela muy díficilmente se recuperará si las relaciones entre Miraflores y la Casa Blanca no mejoran a mediano plazo. Se necesita mucho dinero para reactivar la economía venezolana. Los cálculos más conservadores sugieren que, en un programa de asistencia financiera internacional a Venezuela se deberían inyectar unos 30 mil millones de dólares, pero algunos hablan de hasta 60–120 mil millones. Es muy poco probable que este dinero ingrese a las arcas venezolanas si no ocurre un cambio político en el país sudamericano que cuente con la aprobación de Washington.

Venezuela es un país con mucho potencial, con una ubicación estratégica en las costas del Mar Caribe y con salida al Oceáno Atlántico -que podría ser cerrada, en un futuro, por Guyana-. En el siglo XX, e incluso a principios del siglo XXI (según The Economist), Venezuela era el país más rico de América Latina, tomando como referencia su renta per cápita. Además de tener las mayores reservas petroleras del mundo; también cuenta con las mayores reservas de petróleo convencional en el mundo occidental. Venezuela es muy rica en gas, torio, oro (reservas en proceso re-certificación), hierro, bauxita y otros minerales. Se rumora que Venezuela también es rica en uranio, si bien estas reservas aún no han sido confirmadas.

El poder blando de Estados Unidos en Venezuela

Aún después de 20 años de chavecismo, el poder suave de los Estados Unidos en Venezuela es muy grande. El deporte favorito del venezolano es el béisbol. El español venezolano ha sido influenciado, en gran medida, por el inglés estadounidense. Por ejemplo, en Caracas la palabra “fino” tiene también la connotación de fine. La industria petrolera estadounidense trajo bebidas de chocolate, zumos de fruta de concentrados de pulpa, avena, té, mermeladas, etc. A partir de las décadas de los veinte y de los treinta, en tiempos de Gómez y de mano de los estadounidenses, llegó la comida instántanea a Venezuela: Corn Flakes, Avena Quaker, Puffed Rice; los obreros conocieron por primera vez las sardinas enlatadas y la leche en polvo. La clase media quiere vivir y trabajar en los Estados Unidos, incluso partidarios de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Los venezolanos saben que los millonarios chavistas en el exilio no viven en Cuba, sino en los Estados Unidos. El “Tá barato, dame dos”, frase de la clase media venezolana en la Miami de los setenta, sigue siendo parte del imaginario colectivo popular.

Actualmente, la arquitectura venezolana se encuentra más influenciada más por los Estados Unidos que por España. Las razones son las siguientes: Venezuela era muy pobre y subdesarrollada hasta el siglo XX, Estados Unidos era el socio principal de Venezuela en el siglo XX, muchos edificios de la época colonial y del siglo XIX en Venezuela, desafortunadamente, fueron demolidos; no ha existido una cultura de preservación del patrimonio en el país. Si un extranjero camina por Altamira, Los Palos Grandes, La Floresta, Colinas de Bello Monte, el Caracas Country Club, el bulevar de Sabana Grande, la Avenida Urdaneta, la Avenida Francisco de Miranda y la Avenida Bolívar, fácilmente advertirá la importante influencia urbana y arquitectónica de Estados Unidos. El urbanismo de La Florida, San Bernardino, Altamira, Colinas de Bello Monte, Las Delicias de Sabana Grande trajo el modelo de ciudad inglés-estadounidense a Caracas, en clara contradicción con el modelo de crecimiento de la cuadrícula colonial de Caracas (La Candelaria, Catedral, Altagracia, casco de Chacao, casco de Catia, etcétera).

A principios del siglo XX, a los Estados Unidos les preocupaba la simpatía de Venezuela por Alemania. Gracias a una campaña de propaganda efectiva y a los buenos términos de los acuerdos bilaterales, Estados Unidos derrocó a Alemania como el principal socio comercial de Venezuela. En 1917, el Banco Municipal Nacional de Nueva York, el pionero banco de operaciones extranjeras de los Estados Unidos, comenzó a operar en Caracas. La participación de los exportadores estadounidenses en el mercado venezolano aumentó del 39 por ciento en 1913 a casi 70 en 1917 durante la época de Juan Vicente Gómez.

Desde los años cuarenta, Nelson Rockefeller había sido un visitante frecuente de Venezuela. En 1942, el matrimonio de Robert Bottome con Margot Boulton, quien había llegado al país en 1939 como empleado de Rockefeller, para supervisar la construcción del Hotel Ávila, le garantizó al círculo de Rockefeller el acceso a los círculos más exclusivos de la sociedad venezolana. Desde el mercado del petróleo hasta la venta de alimentos, Rockefeller fue uno de los grandes empresarios estadounidenses en Venezuela. El Hotel Ávila, los supermercados CADA y Standard Oil fueron algunos de sus emprendimientos más importantes en Venezuela.

Las inversiones estadounidenses cubrieron todos los sectores de la economía venezolana: industria petrolera, banca, aseguradoras, franquicias, productos electrónicos, químicos, automóviles, drogas y maquinaria, telecomunicaciones, transporte marítimo, construcción, agencias de publicidad y mercadeo, prensa, comercio, importación y almacenamiento, producción, minería de hierro, proyectos geofísicos, ingeniería eléctrica, producción y distribución eléctrica, procesamiento y distribución de pescado, agricultura y distribución de leche, etcétera.

En organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y la OEA, Venezuela se alió con los Estados Unidos en su lucha contra el comunismo cubano y soviético. Los diplomáticos venezolanos se caracterizaron por condenar de forma firme y contundente la injerencia de Cuba en América Latina. Rómulo Betancourt, a través de la “Doctrina de Betancourt”, defendió la democracia occidental y fue muy crítico con el régimen cubano. Aunque Rómulo Betancourt tuvo su pasado marxista, al final se decantó por la socialdemocracia.

En su visita a Caracas, Fidel Castro en los años sesenta intentó persuadir a Betancourt y se fue con las manos vacías de la Quinta Maritmar, ubicada en Las Mercedes. Castro le pidió a Betancourt que este le prestara 300 millones de dólares para hacerle una jugada maestra a los gringos. Betancourt se opuso, alegando que ese dinero era necesario para atender las necesidades de los venezolanos y no para financiar planes de gobiernos extranjeros. En el siglo XX, hubo muy pocos acuerdos entre la Unión Soviética y Venezuela. Según el Comercio Exterior Nacional de México, Venezuela fue entre 1961 y 1983 uno de los países que firmó el menor número de acuerdos con los soviéticos. Desde los años ochenta, Venezuela ha establecido relaciones comerciales con la Unión Soviética, principalmente en el sector petrolero.

El cese de la cooperación militar conjunta entre los Estados Unidos y Venezuela se hizo oficial el 24 de abril de 2005, en el marco de los acuerdos suscritos en 1970. Hasta ese momento, los Estados Unidos de América tuvieron una oficina permanente militar dentro de Fuerte Tiuna, al sur de Caracas. Las administraciones de Chávez y Maduro reemplazaron a los estadounidenses por militares rusos y chinos, quienes ahora son los principales asesores del gobierno venezolano.

Desde 2005, cualquier posibilidad de ejercicios militares conjuntos entre los Estados Unidos y Venezuela ha sido suspendida. En este entonces, el embajador de los Estados Unidos en Caracas, William Brownfield, lamentó que Venezuela haya tomado la decisión de suspender el programa conjunto de cooperación militar que había sido tan beneficio para el país sudamericano. Brownfield, no obstante, reconoció que Venezuela tenía el derecho de tomar esa decisión. Militar y estratégicamente, Venezuela se ha aislado progresivamente de los Estados Unidos y comenzó a acercarse al bloque de potencias emergentes: China, Rusia, Irán e India.

Dato interesante:

  1. Joseph Kornfeder, ciudadano estadounidense, fue el primero en organizar el primer partido comunista clandestino de Venezuela en 1928. Así, tanto el comunismo como el anticomunismo llegaron a Venezuela vía Estados Unidos.

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Autor: Vicente Quintero @vicenquintero

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Written by Vicente Quintero

Social researcher. Politics, Philosophy, History and Economics. Poetry. Amazon: https://www.amazon.com/dp/B08FCTQP3L/

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