Paralelismos y diferencias entre los casos de Panamá (1989) y Venezuela (2018/2019)

Vicente Quintero
35 min readDec 31, 2018

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Nota: Este artículo fue escrito el día 6 de noviembre de 2018. Desde entonces, la situación ha evolucionado y es ahora más complicada.

Panamá: antes, durante y después de la intervención de 1989. ¿Cuáles son los elementos que están presentes en Venezuela? ¿Qué tan factible es el hipotético escenario de una intervención militar extranjera?

Caracas City Marcos Kirschstein and Vicente Quintero. Copyright © All rights reserved (2018), hosted on Flickr.

A nivel mediático, la discusión sobre una posible intervención militar en Venezuela ya no tiene la misma relevancia que tuvo hace algunos meses atrás. La posibilidad de una intervención militar en Venezuela es todavía vista como una quimera. A raíz de las diversas declaraciones de jefes de Estado, expertos en geopolítica internacional y asesores de seguridad nacional, se ha desgastado el tema. En las redes sociales y en algunos think tanks venezolanos, se difundió como matriz de opinión que la intervención militar iba a suceder en octubre de este año. Lo cierto es que esta discusión puede tardar unos cuantos años.

Uno de los grandes dilemas de una posible intervención militar en Venezuela, es que esta no tiene un guión y el conflicto puede escalar en múltiples direcciones. Una intervención es, al mismo tiempo, una oportunidad y un riesgo para los países vecinos. Muchos venezolanos ignoran que Colombia reclama el Golfo de Venezuela y Guyana la isla de Ancoco. Una acción militar para presionar el cambio político en Venezuela es una oportunidad para que estos dos países resuelvan sus disputas territoriales con Venezuela.

Por lo general, la mayoría de las veces que se habla de la posibilidad de una intervención militar en Venezuela se hace de forma superficial y persuasiva. No es para menos que la especialista Shannon O’Neil, Socia Senior de Estudios de Latinoamérica del Consejo sobre Relaciones Exteriores, haya comparado la posible intervención en Venezuela con las acciones militares en Irak, aún cuando este país no cuenta ni con la mitad de la extensión territorial de Venezuela.

La intervención militar en Venezuela puede ser una solución costosa y los resultados no se ven en pocos días. En el caso de Panamá, el gobierno de Endara enfrentó una terrible crisis de gobernabilidad y el narcotráfico tardó muchos años en ser controlado. A principios del año 1993, después de la intervención militar en Panamá, Estados Unidos volvía a encender sus alarmas por el creciente auge del narcotráfico, la violencia y la corrupción en Panamá. El sentimiento anti-estadounidense también creció.

A pesar de este poco alentador escenario inicial, luego de un tiempo Panamá comenzó a recuperarse, de forma lenta y sostenida. Esto no sucedió el día después de la intervención militar en Panamá, sino varios años después. La red de empresas “oscuras” de Noriega todavía existía en 1990. Los grandes empresarios todavía decían que Panamá era un paraíso fiscal para los negocios turbios. Aún cuando la administración de Bush envió miles de millones de dólares para la recuperación de Panamá a través del Congreso, la economía seguía devastada en 1992 y muchos panameños eran víctimas de la frustración y la desesperanza. El cambio no necesariamente va a ser inmediato y eso hay que advertirlo; tampoco es garantía de una transición democrática al estilo occidental.

La asistencia económica de Estados Unidos tuvo básicamente dos ejes transversales. El primero fue la asistencia humanitaria, con énfasis en la vivienda, las obras públicas de emergencia, la asistencia comercial, los préstamos, las garantías económicas, las oportunidas de exportación, etcétera. El segundo consistía en el respaldo de la estructuración económica de Panamá, así como el soporte financiero requerido para sanear la balanza de pagos y estimular la inversión pública en el país centroamericano.

En esta oportunidad, se pretende mostrar los paralelismos y diferencias más relevantes entre el caso de la Venezuela de 2018 y la Panamá de 1989, que es un antecedente cercano en América Latina y nos permite, en menor o mayor medida, hacer ciertas aproximaciones. Al final, se presenta un cuadro comparativo de ambas situaciones.

Los Tratados entre Panamá y Estados Unidos, una discusión que va más allá del Canal de Panamá

Los Tratados Torrijos-Carter, firmados el 7 de septiembre de 1977, tuvieron como antecedente el Tratado de Hay-Banau Varilla de 1903 y las posteriores revisiones de este, en los años 1936 y 1955. Las condiciones impuestas por el Tratado de Hay-Banau Varilla eran cuestionadas por Panamá. A raíz de los eventos del Día de los Martíres, Panamá y Estados Unidos rompieron relaciones en 1964. Para el reestablecimiento de las mismas, el ex-presidente panameño Roberto Chiari exigió la negociación de nuevos tratados. Aunque el tema más relevante fue el Canal de Panamá, lo cierto es que los documentos también comprometían los peajes y algunas tierras e infraestructuras panameñas, tales como: El Ferrocarril de Panamá, el puerto de Balboa, el puerto de Cristóbal, el Fuerte Gulick, la Escuela de las Américas, entre otros.

La puerta para la intervención militar en Panamá estaba abierta desde los años setenta; así lo veían distintos analistas políticos de la región. Para Estados Unidos, el Canal de Panamá tenía una gran importancia estratégica, sobre todo para limitar el rango de acción de la Unión Soviética y Cuba. Desde un principio, los Tratados Torrijos-Carter del Canal de Panamá fueron controversiales por dejar abierta la posibilidad de una intervención militar, aún cuando muchos exigieron condiciones todavía más rígidas para Panamá. Un sector de Estados Unidos consideraba que no era apropiado permitir que Panamá tomara el control del canal en el año 2000, aún cuando Estados Unidos retuviera los derechos de defensa sobre la vía fluvial. De manera conjunta, se decidió que ambos países mantendrían el Canal de Panamá de forma conjunta.

Por cuestiones diplomáticas, incluso se llegó a discutir si era apropiado o no el uso de la palabra intervención. “No usaremos la palabra intervenir o intervención”. Puedo garantizar”, dijo en 1977 el diplomático Sol Myron Linowitz, el cual tuvo un rol muy destacado en las negociaciones de los Tratados Torrijos-Carter del Canal de Panamá. A su juicio, esas palabras eran “políticamente explosivas” en América Latina. Ellsworth Bunker, en la misma línea de Linowitz, también hizo énfasis en la importancia del lenguaje de los Tratados, con el fin de que las “necesidades de seguridad” de los Estados Unidos pudieran estar adecuadamente protegidas y salvaguardadas.

El día 24 de abril de 2005 se informó la suspensión oficial de la cooperación militar conjunta entre Estados Unidos y Venezuela, lo cual añadió un elemento adicional de tensión en las relaciones bilaterales entre ambos países. En Venezuela, los militares estadounidenses en Venezuela dictaban cursos de mejoramiento y actualización castrense. La medida tuvo su antecedente en el año 2004, con el desalojo de una representación militar estadounidense en Fuerte Tiuna y el anuncio de un nuevo ordenamiento militar para el país caribeño, enmarcado en el bolivarianismo y el antiimperialismo. Los analistas, en ese entonces, pronosticaron que Venezuela se acercaría a China y Rusia en términos estratégicos y se alejaría de Estados Unidos. Hasta el año 2005, Estados Unidos tuvo oficina militar permanente dentro de las instalaciones de Fuerte Tiuna en Caracas. Cualquier ejercicio militar conjunto entre Estados Unidos y Venezuela quedó tácitamente paralizado, aunque ya estos se habían hecho cada vez menos frecuentes.

El jefe de Estado de Venezuela decidió romper la alianza militar que Venezuela había tenido con Estados Unidos desde hace 35 años, es decir, desde 1970. Según Chávez, los militares estadounidenses trabajaban en el adoctrinamiento de sus pares venezolanos y hacían propaganda política en contra del gobierno venezolano en las instalaciones castrenses venezolanas. Además, en términos estratégicos, el mandatorio venezolano señaló que era un asunto de seguridad nacional: no querían una intervención militar en Venezuela –caso Panamá en 1989-. El embajador de Estados Unidos en Venezuela, William Brownfield, lamentó que Venezuela suspendiera el programa conjunto de cooperación militar en el año 2005, aunque aclaró que Venezuela estaba en su derecho de tomarla. Brownfield aseguró Washington estaría dispuesto a restablecer el trabajo conjunto, si Chávez cambiaba de opinión. Poco tiempo después, HugoChávez confirmó la suspensión de los intercambios en su programa “Aló Presidente”, de radio y televisión.

A través de los convenios militares y estratégicos que estuvieron vigentes por 35 años, algunos militares venezolanos viajaron a los Estados Unidos con el fin de realizar estudios en las escuelas militares de Estados Unidos y otros países alineados con Occidente. Los oficiales de las Fuerzas Armadas venezolanas se formaban en Fort Benning, Fort Bratt, Langley, y también, en la Escuela de las Américas de Panamá. A diferencia del caso de Panamá, en la Venezuela de 2018 no existe actualmente ningún tratado internacional que legitime una intervención militar de Estados Unidos. La alternativa podría ser que la ONU aprobara una acción militar humanitaria en el país caribeño. Por los momentos, ese escenario no se vislumbra a mediano plazo.

No olvidemos que, en la XVI Comisión Mixta de Alto Nivel China-Venezuela del 14 de septiembre del 2018 se firmaron 28 acuerdos adicionales a los que ya habían sido suscritos por la República Bolivariana de Venezuela. Los más importantes fueron los de la empresa mixta Sidovensa (China National Petroleum Corporation y PDVSA). Venezuela ha firmado muchos convenios con potencias emergentes como Irán, China, Rusia, etcétera.

Es necesario acotar que en Venezuela, a pesar de la firma de algunos convenios militares con Estados Unidos, jamás existió algún acuerdo o tratado que permitiera a Estados Unidos intervenir militarmente de forma legítima a Venezuela, ni en los tiempos de las transnacionales, ni con los acuerdos de seguridad y cooperación durante la Segunda Guerra Mundial. Históricamente, no ha existido en Venezuela un tratado bilateral que, en defensa de la seguridad nacional estadounidense, justifique una acción militar de esa índole. Esto hace que los casos de Venezuela y Panamá sean muy distintos.

Relaciones Estados Unidos-Panamá (1989) y relaciones Estados Unidos-Venezuela (2018).

Con el paso del tiempo, las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos de América empeoraron. Aún cuando Manuel Noriega alguna vez trabajó para los servicios de inteligencia estadounidenses, su gobierno terminó siendo realmente hostil e incómodo para la política exterior de Estados Unidos. Uno de los antecedentes más importantes de la intervención de Panamá fue el cierre de la Escuela de las Américas en 1984, la cual era parte de los Tratados Torrijos-Carter de 1977.

La Escuela de las Américas, situada en el terreno que ocupa hoy el Hotel Meliá Panamá Canal, tenía una gran importancia regional para los Estados Unidos. En ella se formaron militares y policías que provenían de más de 23 países de América Latina, con el fin de cooperar con los intereses de Estados Unidos y contrarrestar la influencia soviética. En el contexto de la Guerra Fría, la relevancia en términos estratégicos y militares de dicha infraestructura era muy alta.

En lo económico, el gobierno de los Estados Unidos tomó una serie de medidas que limitaron la capacidad de financiamiento de Panamá. De forma gradual, las sanciones económicas en contra del gobierno panameño fueron cada vez más duras y agresivas. A principios de 1988, el presidente estadounidense Ronald Reagan retuvo el pago de 6,5 millones de dólares. Asimismo, Reagan ordenó que se privara a Panamá de los 96 millones de dólares que recibe anualmente debido a su condición de país del Tercer Mundo y miembro de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe.

Reagan fue más allá: exigió que se hiciera en Estados Unidos un inventario de todos los pagos pendientes. Estados Unidos no le pagaría a Panamá las deudas, estas solo serían honradas cuando Noriega saliera del poder. Los 80 millones de dólares que Estados Unidos le pagaba a Panamá en virtud de los Tratados del Canal de Panamá serían “retenidos”. Ronald Reagan declaró que Noriega debía pensar en el bienestar del pueblo panameño y abandonar, por las buenas, su cargo de presidente.

“En el marco de la guerra contra las drogas, he ordenado que Panamá sea sometida a un intenso escrutinio por parte de nuestros servicios de inmigración y aduanas para detener a los traficantes de drogas y los lavadores de dinero”, dijo Reagan en 1988. Los funcionarios del gobierno panameño y las finanzas del país no fueron las únicas afectadas, también los ciudadanos de dicho país. Aunque no fueran narcotraficantes, el simple hecho de ser panameño bastaba para abrir una investigación en los aeropuertos y aduanas del mundo.

Estas medidas enfrentaron cierta oposición y escepticismo. El Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) consideraron que demasiada presión podría ser contraproducente para los intereses de Estados Unidos. Por esta razón, las sanciones de Reagan apuntaron a secar las finanzas del gobierno panameño sin ocasionar un daño muy severo y permanente a la economía del país, lo cual podría haber creado un fuerte rencor a largo plazo.

En el caso de Venezuela, más allá de las declaraciones incendiarias de Hugo Chávez, Estados Unidos ha seguido siendo el principal aliado comercial de Venezuela, incluso en la Venezuela de Nicolás Maduro. Este pequeño detalle siempre ha llamado la atención de analistas internacionales. Aunque China e India han logrado convertirse en grandes aliados comerciales de Venezuela, todavía no superan a los Estados Unidos, según los datos suministrados por la CIA en el año 2017. Rusia no está ni remotamente cerca de hacerlo. En los ámbitos militar, petrolero y estratégico, es que vemos la relevancia de Rusia en Venezuela.

Oficialmente, las sanciones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos solo afectan a instituciones públicas venezolanas y algunos funcionarios específicos del gobierno de Venezuela, información que puede ser verificada en el sitio web del Tesoro de EE UU. Sin embargo, se alega que las cuentas del Estado venezolano en el extranjero han sido bloqueadas, incluso aquellas que son usadas para las importaciones públicas -y en la Venezuela de hoy en día, se realizan más importaciones públicas que privadas en el país sudamericano-. En el sitio web oficial de la embajada de Venezuela en España se ha publicado una cronología de los efectos de las sanciones económicas.

Las sanciones estadounidenses, según los documentos publicados en la página del Tesoro de Estados Unidos, afectan la emisión de deuda pública (bonos del Estado Venezolano) y la adquisición de la controversial criptomoneda venezolana, conocida como “El Petro”. Estas dos medidas, sin duda, afectan en gran medida la capacidad de financiamiento de Nicolás Maduro. Más todavía, si tomamos en consideración que la última bonanza petrolera no fue aprovechada en Venezuela. El parque industrial está por el suelo.

Lamentablemente, es muy difícil determinar el verdadero alcance de las sanciones occidentales contra el gobierno venezolano. Aunque algunos empresarios han declarado que las transferencias tardan más de lo habitual, sobre todo cuando se trata de montos muy altos, no sabemos si se trata de casos aislados o no. El detalle podría estar en la definición y alcance de los conceptos “persona” y “entidad”. Según el Tesoro de Estados Unidos, entidad puede significar: sociedad, asociación, empresa conjunta, corporación, grupo, subgrupo u “otra organización”. Es decir, las sanciones se extienden más alla de algunos funcionarios específicos del alto gobierno venezolano -revisar la orden #13835, del día 21 de mayo de 2018-.

Hasta ahora, no se ha realizado ninguna investigación imparcial sobre el tema de las sanciones estadounidenses a Venezuela, más allá del rechazo manifestado por algunas personalidades derechistas como Ron Paul (Tea Party) y los movimientos de izquierda internacionales. Todavía se discute si el informe de Alfred De Zayas fue imparcial o no. Lo cierto es que muchas organizaciones no gubernamentales han cuestionado su imparcialidad. Uno se pregunta: ¿En qué medida las sanciones occidentales han afectado realmente las finanzas de Venezuela? ¿El gobierno venezolano quiere jugar el papel de víctima? ¿Qué evidencia tiene el gobierno para demostrar que los fondos de la cuenta venezolana han sido bloqueados?

Las sanciones occidentales contra el gobierno venezolano han estado vigentes por 4 años y, desde entonces, han aumentado de manera constante. No obstante, no se han visto grandes resultados, más allá de los gestos simbólicos en los casos de Leopoldo López y Lorent Saleh. Como mecanismo de presión para lograr un cambio político en Venezuela, las sanciones no han sido efectivas hasta el momento. Víctor. H Becerra, de PanamPost, sugirió que Washington debería anunciar un embargo de petróleo contra Venezuela.

Esta opción ha sido analizada por el analista político Andrés Oppenheimer, quien considera que ese es todavía un escenario improbable. En octubre de 2018, Oppenheimer dijo que: “Hay una gran contradicción en la postura del presidente Donald Trump sobre Venezuela. (…) Estados Unidos ha aumentado sus compras de petróleo venezolano recientemente. Si bien estas importaciones habían disminuido en años recientes, han aumentado desde febrero de este año, y subieron un 28 por ciento en septiembre.” El peso de Estados Unidos en la economía venezolana es muy grande todavía.

Actualmente, Estados Unidos se ha enfocado en secar las finanzas de Irán y frenar el nuevo mecanismo de pagos que la Unión Europea ha creado para seguir comercializando con el país persa. Los consumidores estadounidenses pueden verse perjudicados si los precios del petróleo aumentan, a raíz de una política exterior muy agresiva en contra de Irán y Venezuela. Lo más apropiado podría ser abordar ambas situaciones por separado. Primero Irán, y luego, Venezuela.

El tema de China, Rusia, Irán e India. ¿Qué similitudes y diferencias existen entre la Panamá de 1989 y la Venezuela de 2018?

Antes de la intervención militar de Estados Unidos en la Panamá de 1989, algunos dirigentes comunistas panameños ya habían establecido contactos con la Unión Soviética, el gran enemigo de los Estados Unidos en los tiempos de la Guerra Fría. Estos contactos fueron puntuales y en cierta medida, hasta aislados. Los nexos con la Unión Soviética fueron, en realidad, muy limitados. Las relaciones diplomáticas entre la URSS y Panamá se establecieron el 29 de marzo del año 1991, cuando en Venezuela esto había ocurrido el 3 de marzo de 1945. Es decir, en Panamá ocurrió prácticamente cincuenta años después. Si bien Panamá se había acercado a Rusia en 1903, esta tendencia cambió después de la Segunda Guerra Mundial. Desde los años veinte, Panamá empezó a alejarse de Rusia y la Unión Soviética -fundada en 1922-.

En 1988, es que se empieza hablar, con mayor seriedad, del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Panamá y la Unión Soviética. En septiembre del mismo año, Noriega mostró algo de interés al declarar que Panamá debía acercarse más a los soviéticos. Anteriormente, Unión Soviética había tomado la decisión de adherirse al Protocolo de Neutralidad del Canal de Panamá y este gesto fue valorado por la clase política del país centroamericano.

Un mes antes de la intervención militar de Panamá, una delegación había viajado a Moscú (capital de Rusia) para firmar importantes acuerdos comerciales con la Unión Soviética. Hasta ese entonces, si bien Panamá tenía cierto intercambio comercial con los soviéticos, este era todavía muy reducido y básicamente funcionaba como una pequeña plataforma para que los productos soviéticos llegaran al resto de América Latina. ¿Qué habría pasado si Panamá hubiera decidido firmar convenios con la Unión Soviética mucho antes de noviembre de 1989, un mes antes de la intervención militar? No sabemos la respuesta.

El caso de Venezuela es muy diferente en este sentido. Venezuela no solo tiene relaciones diplomáticas con países como China, Rusia, India, Irán y otros, sino que además estas son muy estrechas. El intercambio cultural, comercial, diplomático y económico entre Venezuela y las potencias emergentes es alto. Poco antes de la intervención militar, es que Panamá apenas estaba intentando establecer esas relaciones diplomáticas pioneras con el bloque soviético. De hecho, las relaciones diplomáticas se establecieron después de la intervención militar estadounidense y no antes. Uno entonces se pregunta: ¿La Unión Soviética tenía que actuar militarmente en Panamá? ¿Por qué habría de hacerlo, si ni siquiera tenía lazos diplomáticos consolidados con ese país?

Según el chileno Juan Francisco Lobo de la ONG Open Democracy, los costos de intervenir militarmente a un país aliado de China, sin su consentimiento, son muy altos. Lobo considera que, en el caso de Venezuela, los resultados a largo plazo pueden ser catastróficos y superan ampliamente los beneficios que podrían obtenerse. En la búsqueda de una solución a la crisis venezolana, China es esencial por su importante presencia militar y económica en el país sudamericano.

Si bien Estados Unidos es la primera potencia militar del mundo, pero Rusia (2°) y China (3°) ostentan posiciones nada despreciables. Con la ayuda sus actuales aliados militares, Venezuela ha desarrollado un esquema de barreras de defensa y ofensiva de larga distancia a través de misiles. De acuerdo al Instituto Estratégico del Ejército de Estados Unidos, China a finales de 2008 instaló comandos de operaciones en bases militares venezolanas, ubicadas en los alrededores de Caracas. En el mismo año, Venezuela también adquirió 18 aviones K-8. El gobierno de China ha financiado el entrenamiento de grupos de estudiantes de la UNEFA, supervisado por la empresa Huawei.

En el Instituto Universitario Militar de Comunicaciones y Electrónicas de las Fuerzas Armadas (IUMCOELFA), se instaló un laboratorio que costó 54 millones de dólares. En 2012, el gobierno de Venezuela firmó importantes contratos con la empresa china NORINCO, la cual ha proporcionado K-8 aviones y radares JYL-1. Recientemente, estos convenios militares entre China y Venezuela se han extendido. Si bien el ejército venezolano no es el más potente de América Latina, no podemos negar que este tiene, a pesar de todo, algunas cosas interesantes en su inventario.

Hasta 2015, la revista Forbes todavía señalaba que Venezuela era el principal destino de las inversiones chinas en América Latina. Como bien lo ha señalado Juan Francisco Lobo, China juega un papel fundamental en la solución de la crisis venezolana. Una intervención militar en Venezuela, en las actuales circunstancias y sin el visto bueno de China, podría tener terribles consecuencias. Del bloque de potencias emergentes, China es la que ha realizado las mayores inversiones en Venezuela.

En el caso de Rusia, uno tiene que resaltar que la mayoría de sus intereses en Venezuela se concentran en el sector petrolero, gasífero y militar. India, por su parte, fue el segundo socio de exportación más importante de Venezuela en 2017, solo superado por Estados Unidos y arriba de China. Hasta hace unos años, Irán fue uno de los aliados comerciales más importantes de Venezuela, pero este país no se ha recuperado de las sanciones estadounidenses. Y por los vientos que soplan, no lo hará a mediano plazo.

Las perspectivas de Corea del Sur en el mercado venezolano han llamado la atención de muchos. El día 4 octubre del año 2018 se celebró el evento Conoce Corea 2018, en el hotel Reinassance La Castellana de Caracas. En la exhibición, doce empresas surcoreanas le ofrecieron muestras de sus productos a 130 empresarios y consumidores frecuentes. Según sus cálculos, el 6% más pudiente de la población representa el 90% del gasto total en consumo. De acuerdo a Ahn Sung-hui de la Agencia de Promoción de Inversiones de Corea del Sur, las empresas coreanas podrían encontrar oportunidades en el mercado venezolano. Además, Anh Sung-hui afirma ver oportunidades de industrialización y diversificación económica en Venezuela. En el mes de noviembre, probablemente se celebrará la segunda parte del evento Conoce Corea 2018, a raíz del éxito obtenido en octubre.

Entre los años 2001 y 2013, Rusia recibió 14,5 mil millones de dólares por la venta de armas en Latinoamérica -11 mil millones provenientes de Venezuela, es decir, el 80 por ciento-, aunque los informes del banco-ruso venezolano Evrofinance Mosnarbank señalan que la cifra no asciende a los 5 mil millones de dólares (información suministrada por Alexander Sevostyanov). Desde el año 2006, Venezuela y Rusia han firmado contratos para el establecimiento de centros de entrenamiento militar en el país caribeño. En ese mismo año, Venezuela adquirió 30 aviones de combate Sukhoi, unos 100 mil rifles de asalto AK-47, 53 helicópteros de ataque Mi-35, etcétera.

A raíz de los convenios y acuerdos firmados con Rusia y China, la discusión de una posible intervención militar se ha hecho más complicada en Venezuela. Las dos superpotencias emergentes, con sus enormes inversiones en el país, tienen fuertes razones para intervenir de manera activa en caso de una operación militar comandada por Estados Unidos. La oposición venezolana no ha sido lo suficientemente astuta en negociar una transición política que cuente con el apoyo de China y Rusia. Después de todo, ambos países desean proteger sus inversiones estratégicas en el país sudamericano. En la Panamá de 1989, la Unión Soviética y China no tenían grandes inversiones. En la Venezuela de nuestros días, sí las tienen.

Ubicación estratégica: el caso del Istmo de Panamá

El Canal de Panamá es probablemente la obra estratégica más importante que hay para el comercio de Occidente. A través de una muy corta distancia, el canal comunica las costas del océano Pacífico y el Atlántico, siendo así una de las rutas de paso internacional más importantes. Gracias a su ubicación privilegiada, el Canal de Panamá tiene una riqueza incalculable. Desde las primeras exploraciones europeas en América, se había hablado de la construcción de un posible canal en las adyacencias del istmo de Panamá.

En 1820, poco después de la independencia de las naciones hispanoamericanas, la Nueva Granada (Colombia) estuvo directamente involucrada en la intensa rivalidad entre los Estados Unidos y Gran Bretaña po los mercados e influencia táctica en el Caribe. Los franceses, los británicos y los estadounidenses estaban interesados en una ruta a través de lo que hoy se conoce como el Istmo de Panamá, con el fin de extender sus redes comerciales. En 1848, cuando los estadounidenses ratificaron el Tratado Bidlack-Mallarino, discutieron los intereses comerciales de Estados Unidos y la relevancia estratégica del Istmo, en el cual se ubica hoy el Canal de Panamá. Los diplomáticos acordaron apoyar la perfecta neutralidad del Istmo panameño siempre y cuando los ciudadanos estadounidenses pudieran transitar libremente por él.

La República de Panamá todavía no ha cumplido ni dos décadas de soberanía sobre el Canal. Por mucho tiempo, el territorio del Canal de Panamá estuvo bajo administración y custodia de los Estados Unidos de América. A lo largo del tiempo, esta infraestructura ha sido una de las prioridades para la seguridad nacional de los estadounidenses. A través del Canal de Panamá, es más rápido y económico para los Estados Unidos el traslado de bienes y mercancías desde la Costa Este hasta la Costa Oeste, y viceversa. Además, el Canal favorece el rápido despliegue militar de tropas estadounidenses, en caso de ser necesario.

En la Historia de las relaciones diplomáticas entre Panamá y Estados Unidos en el siglo XX, se considera que los Tratados Torrijos-Carter fueron el hito más importante de las mismas. A raíz de los Tratados Torrijos-Carter y la ola de nacionalismo en Panamá, Estados Unidos comenzó a perder poder e influencia sobre uno de los puntos estratégicos más importantes del mundo. A nivel nacional, muchos ciudadanos estadounidenses no respaldaron la firma de los tratados. A su juicio, Estados Unidos le había cedido a Panamá mucho más de lo necesario.

A la hora de hablar de Manuel Noriega, muchos omiten que el ex-comandante de las Fuerzas Armadas trabajó para la inteligencia estadounidense, y fue, por lo menos al principio, el hombre de los Estados Unidos en Panamá. Con el fin de mantener el control sobre el Canal de Panamá, Estados Unidos hizo importantes acuerdos con Noriega, quien se terminó aprovechando de la coyuntura para obtener importantes beneficios económicos. En el caso de Venezuela, se comenta que la estructura estatal también es usada para el narcotráfico. Sin embargo, todavía ningún juez federal estadounidense ha acusado de manera formal y directa a Nicolás Maduro. En el caso de Noriega, eso sí ocurrió en el año 1988.

El negocio de las drogas para financiar movimientos políticos de diversas tendencias fue, en términos económicos, una excelente oportunidad de lucro para Noriega. En el delicado contexto de la Guerra Fría, el gran error de Noriega fue sobrepasar los límites: a este se le ocurrió expandir el negocio del tráfico de drogas hasta el mar territorial de Cuba. Asimismo, también consideró vender información confidencial de Estados Unidos al bloque enemigo. Lógicamente, esto no le gustó a Estados Unidos y decidió tomar cartas en el asunto. Noriega cruzó la línea y Estados Unidos dejó de hacerse la vista gorda.

Aunque Venezuela también tiene una muy privilegiada ubicación geográfica, lo cierto es que esta no cuenta con una vía marítima tan estratégica como el Istmo panameño y tampoco con una infraestructura tan importante para el comercio internacional como el Canal de Panamá, que históricamente ha tenido a los Estados Unidos de América como el principal usuario de sus servicios. Mientras que Colombia y Panamá son parte de los 21 países que tienen la fortuna de tener salida a dos Océanos -en este caso el Atlántico y el Pacífico-, Venezuela únicamente tiene acceso al Mar Caribe y el Oceáno Atlántico.

La periodista Soledad Morillo, con especialización en Comunicación Política, comenta que: “A diferencia de Venezuela, cuyas riquezas naturales son muchas pero que pueden tener fecha de caducidad (la Edad de Piedra no terminó porque se acabaran las piedras) y lo que tenemos dejará más tarde o más temprano de tener mercado, la mejor y mayor riqueza de Panamá no vence. Porque el mundo siempre va a tener que pasar de un océano a otro, por vía marítima, al menos mientras no llegue la Humanidad a desarrollar sistemas de desconfiguracion y re-configuración”.

Aún así, Venezuela es considerada una amenaza para la seguridad nacional desde el año 2015, cuando comenzaron las sanciones diplómaticas -y luego económicas-. A finales de 2017, la politóloga Colette Capriles, señaló que, debido a la configuración sino-rusa, el problema de Venezuela escalaríageopolíticamente si las presiones diplomáticas no funcionan y el gobierno logra sostenerse en el poder. Para entender ese escenario, la politóloga usó el caso de Irán como referencia.

Mientras que la Panamá de Noriega (1989) no estaba alineada con los adversarios de Estados Unidos, Venezuela sí lo está, en diversas áreas que van desde lo militar hasta lo económico. Venezuela, considerada la puerta de entrada al continente americano, tiene hoy una fuerte penetración de China, India, Rusia, Irán, Turquía y otras potencias emergentes. Venezuela, bendecida con riquezasminerales y una privilegiada ubicación en el territorio de influencia estadounidense, está alineada con los adversarios de Estados Unidos. Por razones obvias, esto no le conviene a los estadounidenses, quienes esperan que el cambio político en Venezuela se logre más temprano que tarde.

Más allá de lo estratégico, Venezuela también sufre una profunda crisis social y económica. Si bien es cierto que las sanciones limitan la capacidad de obtener dinero fresco, es evidente que ellas no son, en sí mismas, las raíces del problema económico venezolano. El rentismo, el paternalismo, la corrupción, la agotación sistemática del modelo económico, las fisuras entre el sector público y privado, los controles de cambio, los controles de precio, la excesiva intervención estatal en la economía; son apenas algunas de las causas de la crisis venezolana, que ha llevado a muchos al exilio, en medio de la desesperanza. No se sabe con exactitud cuántos han sido los venezolanos que han dejado el país en los últimos años, aunque algunos informes señalan que la cifra podría ascender a 2 millones.

La crisis se ha extendido en el tiempo y los mismos aliados del gobierno de Maduro se han vuelto más exigentes: quieren ver resultados pronto. Después de todo, han invertido mucho dinero en Venezuela y les preocupa la rentabilidad de dichas inversiones. En las últimas semanas, China y Rusia han enviado delegaciones a Venezuela, con el fin de lograr estabilizar a corto y mediano plazo las variables macroecónomicas del país sudamericano. Para China y Rusia, la permanencia de Maduro en el poder podría ser mejor opción que su salida; algunos sectores de la oposición se han negado a dialogar con ellos una transición política en Venezuela. La oposición venezolana todavía descarta negociar con las potencias emergentes, aunque algunos expertos en geopolítica lo han recomendado.

Recordemos que la Panamá de Noriega ni siquiera tenía relaciones diplomáticas a nivel de embajadas con la Unión Soviética, mientras que la Venezuela de nuestros días mantiene lazos muy estrechos con China, Rusia, India e Irán, adversarios estratégicos de los Estados Unidos. Si bien la ubicación estratégica de Venezuela también la hace muy apetecible, esta no tiene la misma relevancia del Istmo de Panamá para los interes tácticos y comerciales de Estados Unidos. Para los estadounidenses, el control de esa zona estratégica siempre ha sido esencial. Ya en el año 1849, cuando se descubrieron importantes yacimientos de oro en California (Estados Unidos), la ruta que se perfilaba como la más cómoda, segura y rentable era la del Istmo de Panamá, sobre todo gracias a los ferrocarriles.

A mediano y largo plazo, la alianza de Maduro con las superpotencias emergentes es una amenaza para los intereses de Estados Unidos, que actualmente es la única superpotencia del mundo entero. Esta alianza complica cualquier intento de intervención militar en Venezuela, haciéndola inviable y sumamente costosa. En estas circunstancias, los costos de una intervención sobrepasan de manera exponencial los posibles beneficios. Estados Unidos y sus aliados latinoamericanos probablemente tengan que negociar con China, Rusia, India, Irán, Turquía y Cuba, el futuro político de Venezuela. En los próximos meses, la discusión sobre Venezuela podría escalar en materia geopolítica, sobre todo si el gobierno de Maduro sigue obteniendo financiamiento de alguna parte.

El diálogo en Panamá, antes y después de la intervención militar de Estados Unidos. Las elecciones de mayo de 1989.

Por varios años, los Estados Unidos de América y la oposición panameña intentaron negociar la salida de Manuel Noriega del poder. A través del diálogo, los estadounidenses le ofrecieron a Noriega la oportunidad de exiliarse. Con el paso de los años, las condiciones cambiaron progresivamente.

En el mes de mayo de 1989, tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Panamá, un año después del tiroteo del 14 de abril de 1988, uno de los eventos más interesantes pre-intervención en Panamá. A raíz de los acontecimientos, se acusó a Estados Unidos de crear las condiciones para una intervención militar..

En estos comicios electorales, principales candidatos fueron Guillermo Endara y Carlos Duque Jaén, este último respaldado por el gobierno de Noriega. Aunque Endara ganó de forma contundente las elecciones, Noriega dio instrucciones al tribunal electoral de suspender los comicios electorales y desconocer los resultados de las elecciones.

El día 17 de mayo de 1989, días después del fraude electoral en Panamá, fue constituida una comisión de la OEA que viajó a Panamá, con el fin buscarle una salida pacífica a la crisis política, lo que quería decir buscarle una salida pacífica a Noriega. La misión diplomática negoció con la oposición panameña, los partidos oficialistas y el Ejército panameño. El acuerdo fue el siguiente: Noriega debía abandonar pacíficamente el país el 1 de septiembre de 1989. Los delegados de la OEA declararon que, si Noriega no se marchaba, Panamá no se recuperaría del daño económico causado por el bloqueo norteamericano y la situación de guerra civil.

Desde el mes de mayo de 2017, según Bob Woodward, la administración de George Bush comenzó a planear seriamente la invasión militar en Panamá. Sin embargo, Frederick Woener, jefe del Comando Sur, todavía se oponía a la idea. Por esta razón, la administración de Bush decidió suplantarlo por el general Maxwell Thurman. En octubre de 1989, la decisión ya estaba tomada y solo estaban esperando el momento indicado.

En septiembre, poco después del fraude electoral, fue suspendida la constitución panameña y se designó a Francisco Rodríguez como encargado del Ejecutivo. Unas semanas después, Moisés Giroldi Vera comandó un intento de golpe de Estado y Noriega fue retenido. Giroldi Vera era el responsible de la seguridad de la Comandancia y había abortado un intento de golpe de Estado en contra de Noriega. En esta oportunidad, ahora fue él quien lo intentó, pero fracasó porque el helicóptero que esperaba desde Estados Unidos no llegó. La mala planificación no permitió el triunfo.

Al momento de la intervención militar en Panamá, la oposición del país centroamericano se encontraba mucho mejor organizada, unificada y articulada que la venezolana. Endara estaba preparado para tomar el poder en Panamá, en el marco de un gobierno de unidad nacional, el cual contaría con el apoyo de los sectores y grupos que habían adversado a Noriega. La Iglesia Católica apoyó a Endara en los tiempos de la transición post-intervención militar.

En el caso de Venezuela, vemos que la oposición venezolana se encuentra dividida y fragmentada. Algunos sectores de la oposición venezolana señalan que la “unidad ha estado mal conducida”. Es decir, los líderes de la oposición venezolana no han estado a la talla. Sin embargo, otros sugieren que existe un sector de la oposición venezolana que no es democrática y anhela destruirla. En esta discusión, no sabemos quién tiene la razón. Pero si de algo podemos estar seguros, es que esa división en la oposición termina fortaleciendo al gobierno de Nicolás Maduro.

Al igual que en Panamá, la negociación como estrategia se ha aplicado en Venezuela, con el fin de lograr una transición política favorable en el país sudamericano. Por diversas razones, los procesos de diálogo no se han sido efectivos en el caso venezolano. Algunas causas son: la falta de unidad en la oposición venezolana, la insuficiente presión interna y externa, la pobre articulación del diálogo con los distintos mecanismos de lucha política, la estigmatización del término diálogo en la propaganda política opositora, etcétera. Y llama la atención que, algunos de los más críticos del diálogo, como María Corina Machado, han declarado que han “conversado” en privado con funcionarios del gobierno venezolano sobre una posible transición. ¿Dialogar no es sinónimo de conversar?

Aún después de la llegada de los marines, no se dejó de negociar. El diálogo post-intervención tuvo como actores a los funcionarios diplomáticos del gobierno de los Estados Unidos; el Vaticano y la Iglesia Católica; el nuevo gobierno de Panamá; y la élite política que salió del poder. Los problemas de Panamá, por supuesto, no desaparecieron de la noche a la mañana. A principios del año 1993, Todd Roberson en The Washington Post reportaba que el narcotráfico seguía en auge en Panamá, tres años después de la intervención militar.

La ilegitimidad de Noriega en 1989 y la de Maduro en 2018

Las sanciones económicas en contra de Panamá también estuvieron justificadas por la ilegitimidad de Manuel Noriega. De acuerdo a los funcionarios del gobierno de los Estados Unidos de América, Noriega era el “presidente” ilegítimo de Panamá. Presidente entre comillas, ya que Noriega ejercía el cargo de comandante de las Fuerzas de Defensa. Noriega no era, oficialmente, el presidente de Panamá. Una de las exigencias del diálogo y las negociaciones era el reconocimiento de Eric Arturo Delvalle como presidente legítimo de Panamá. Estados Unidos bloqueó los fondos del gobierno panameño en Estados Unidos e impedió las transacciones en su sistema financiero. Si Delvalle no era reconocido como presidente, las cuentas del gobierno panameño no serían reactivadas. El secretario de la Casa Blanca, George Shultz, declaró en 1988 que el régimen de Noriega era “ilegítimo”.

En el caso de Venezuela, se habla de la ilegitimidad de Maduro desde, por lo menos, las elecciones del año 2013. De acuerdo a los adversarios de Maduro, este es ilegítimo porque no está demostrada su condición de venezolano de nacimiento; presuntamente no ganó las elecciones presidenciales de 2013; no ganó las elecciones presidenciales de 2019; etcétera. También se discutió el tema de la falta absoluta del presidente Chávez, quien murió de cáncer a principios del año 2013. Sin embargo, hay quienes sostienen que en realidad falleció en 2012. Algún día lo sabremos y serán despejadas nuestras dudas.

Desde hace ya varios años, Maduro es ilegítimo para la oposición venezolana, aunque el mundo no siempre la ha apoyado. La evolución histórica de la postura de Luis Almagro nos da una idea del cambio de dirección en la comunidad internacional. Mientras que Luis Almagro felicitó a Nicolás Maduro por su triunfo en las elecciones del año 2013 y afirmaba que Hugo Chávez había sido uno de los grandes líderes en la Historia de Latinoamérica, hoy en día es uno de los más contundentes voceros internacionales en contra de Nicolás Maduro. Luis Almagro ahora es uno de los más férreos adversarios diplomáticos de la nomenklatura venezolana. Por supuesto, han pasado más de 5 años y muchas cosas han cambiado desde entonces.

¿Cuál fue el rol del Vaticano en las negociaciones? Asilo, refugio o extradición

A la hora de hablar de la intervención militar en Panamá, muchos ignoran que la Iglesia Católica en los acontecimientos de 1989. Una vez que Manuel Antonio Noriega entendió que la intervención era cuestión de horas, se dirigió a la Embajada del Vaticano en Panamá. Esta fue una de sus grandes cartas bajo la manga. Desde la embajada, el Vaticano negoció un salvoconducto para Noriega. Los resultados de estas negociaciones no fueron instantáneos; las discusiones continuaron durante varias semanas.

El Vaticano no solo tuvo un importante rol en las negociones en Panamá luego de la intervención militar, sino que además la Iglesia había denunciado contundemente el fraude electoral de mayo de 1989. A través de la protesta cívica y simbólica, la Iglesia Católica no solo rechazó el fraude, sino además la violencia del gobierno de Noriega.

El día 26 de diciembre de 1989, en medio del turbulento clima latinoamericano, Ruth Marcus señaló que los expertos legales declararon que: “Nada en el derecho internacional o eclesiástico impediría que el Vaticano entregue al líder panameño depuesto, el general Manuel Antonio Noriega, a los Estados Unidos o Panamá, pero el Vaticano no puede ser obligado a hacerlo”. Sobre la decisión de Manuel Noriega de pedir asilo en la Embajada del Vaticano, el padre Francis Morrisey, autoridad de la Universidad de St. Paul en Ottawa (Canadá), señaló que era algo legalmente irrelevante. “Es como si fuera la embajada de Nicaragua (…)”, dijo Morrisey.

Estados Unidos le pidió al Vaticano que entregara a Noriega a las autoridades estadounidenses para que pueda ser juzgado por cargos de narcotráfico. Mientras Noriega se encontrara dentro de la nunciatura, las fuerzas panameñas y estadounidenses no podían capturarlo. El derecho internacional impide que el territorio de la Nunciatura Apostólica sea invadido por fuerzas militares extranjeras. “Si Noriega o cualquier otro fugitivo ingresa a una embajada, la policía local no puede retirarlo sin violar una ley internacional fundamental”, declaró Michael Reisman, profesor derecho internacional en la Escuela de Derecho de Yale (año 1989). El problema de Noriega, sin embargo, era que el asilo político no extiende a los que son considerados “delincuentes”, sino a los refugiados políticos. El portavoz del Departamento de Justicia, David R. Runkel, dijo que sería incorrecto conceder asilo a Noriega. “El asilo político se reconoce en casos de acusaciones de opresión política o persecución religiosa “Noriega no encaja en ninguna de esas categorías”, dijo Runkel.

En el caso de Noriega, el Vaticano tuvo tres opciones básicas para resolver la situación de Noriega: entregarlo a las autoridades panameñas, enviarlo a Estados Unidos o negociar un salvoconducto a través de un país tercero. La primera opción era complicada porque la constitución panameña prohíbe la extradición de ciudadanos panameños y el juicio debía realizarse en Panamá. La segunda opción, entregar a Noriega a los funcionarios de los Estados Unidos, era problemático en términos políticos para el Vaticano. Según el Vaticano, eso se iba a ver como el arrodillamiento de la Iglesia ante los Estados Unidos. También se podía ver como una violación de las raíces religiosas del principio de asilo. La tercera opción quedó descartada cuando el presidente Endara declaró que “Panamá tenía asuntos que resolver con Noriega”. ¿Cómo trasladar a Noriega si el presidente Endara no lo permite?

La única opción viable para Noriega era establecer su residencia indefinida en la Embajada del Vaticano en Ciudad de Panamá, puesto que el Vaticano es una localidad en Italia y no un país en sentido estricto. Según el abogado panameño López Guevara, Manuel Antonio Noriega no podía residir en el Vaticano; únicamente el papado podía residir ahí. En el mes de enero de 1990, Noriega fue finalmente enviado a los Estados Unidos. En septiembre de 1991, William Ratliff escribió en The Washington Post que Estados Unidos cometió muchos errores en el caso de Noriega y que lo mejor pudo haber sido dejar que Noriega enfrentara a la justicia panameña. Noriega tenía muchos enemigos en Panamá y en el Cartel de Medellín.

En 1991, el abogado Michael P. Sullivan declaró que Manuel Antonio Noriega había convertido a Panamá en el refugio de la red de narcotraficantes más grande del mundo. La estructura del Estado Panameño había quedado a la mérced del narcotráfico. La defensa de Noriega, liderada por el abogado Frank Rubino, pudo extender el juicio al hacer énfasis en las inconsistencias de las declaraciones de los testigos. En 1992, Noriega fue condenado a prisión, luego de haber sido declarado culpable por narcotráfico, crimen organizado y lavado de dinero. El juez también lo declaró prisionero de guerra.

En Venezuela, la Iglesia Católica también ha tenido un rol fundamental en los procesos de diálogo. La oposición venezolana, a través de sus distintas organizaciones y partidos políticos, se ha reunido con el Papa Francisco en el Vaticano con el fin de negociar una transición política en Venezuela. Viendo el antecedente de Panamá -y el de otros países-, es posible asegurar que la Iglesia Católica tendrá un papel elemental en la hipotética salida de Nicolás Maduro del poder.

La comunidad internacional: distintas reacciones y posturas

La intervención de Panamá fue rechazada por un importante número de países latinoamericanos, los cuales consideraron que Estados Unidos violó el principio de que consideraron una violación al principio fundamental de” no intervención” en los asuntos internos de los Estados, que está contemplado en la Carta Constitutiva de la ONU y la OEA. La acción militar fue condenada en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

En la Organización de los Estados Americanos, 20 países votaron a favor de la moción de censura en contra de la acción militar de Estados Unidos en Panamá. En consecuencia, Perú decidió suspender su participación en el programa de cooperación que mantenía con Estados Unidos para reducir el narcotráfico. Desde la fundación de la OEA, hasta entonces no se había criticado formalmente a los Estados Unidos.

El presidente peruano, Alan García, manifestó en diciembre de 1989 su deseo de no asistir a la cumbre de la droga con Bush y los jefes de Estado de Colombia y Bolivia. García canceló su asistencia a la reunión planeada tentativamente para el 15 de febrero en Cartagena, Colombia. “No puedo reunirme con el líder de una nación invasora”, declaró García. Durante años, la izquierda latinoamericana discutió sobre la invasión estadounidense en Panamá.

“Esto es exactamente lo que se temía, que se generara en los latinoamericanos un sentimiento de resentimiento a raíz de la intervención militar estadounidense en un país vecino”, dijo el representante Charles B. Rangel, presidente del Comité de Abuso y Control de Narcóticos en la Casa Blanca. La acción militar de Estados Unidos en Panamá trajo consigo el fortalecimiento de los sentimientos anti-estadounidenses en América Latina. Incluso, los estadounidenses afirmaron que Estados Unidos había violado flagrantemente las restricciones de la carta de la OEA contra la intervención.

En el caso de Venezuela, sobre todo a raíz de la política exterior tan agresiva de Donald Trump (America First), los países latinoamericanos prefieren descartar, por los momentos, la posibilidad de una intervención militar para deponer a Nicolás Maduro. En realidad, no lo hacen porque desean proteger a Nicolás Maduro. Estos países están pensando en sus propios intereses nacionales. Si bien es cierto que han sido afectados por la alta emigración de venezolanos, saben que la situación podía ser todavía peor. Los países tienen interes y no amigos.

La comunidad internacional también ve con atención los casos de la zona en reclamación en Guyana, el golfo de Venezuela y la Isla de Ancoco. Colombia todavía reclama el Golfo de Venezuela y ese problema no ha sido resuelto. En bandeja de oro, la crisis venezolana es una oportunidad para los colombianos y los guyaneses. Esas disputas territoriales podrían resolverse ahora. ¿Y Brasil? Ya veremos.

Acusaciones de Narcoestado y Narcoterrorismo en la Historia

Manuel Antonio Noriega enfrentó cargos de narcotráfico en Estados Unidos y el Departamento de Justicia tenía la intención de procesarlo. En 1988, Shultz, jefe del Departamento de Estado en los años ochenta, aclaró que, aún si Noriega renunciara a su liderazgo de las Fuerzas de Defensa Panameñas y se exilia, Estados Unidos no retiraría los cargos de narcotráfico, por los cuales dos grandes jueces federales lo habían acusado a principios de 1988.

Una de las exigencias del gabinete de Noriega en los procesos de diálogo fue el retiro de los cargos por narcotráfico, pero este era un costo político muy alto para los Estados Unidos. El sentimiento anti-drogas en el Congreso y la ciudadanía estadounidense era muy alto. Si accedían, las autoridades estadounidenses iban a desprestigiarse y perderían legitimidad. Además, Noriega no era el único acusado de narcotráfico, sino varios miembros del alto gobierno panameño.

En el caso de Venezuela, varios miembros del alto gobierno venezolano han sido acusados de narcotráfico. A finales del año 2015, dos sobrinos de Nicolás Maduro fueron acusados de narcotráfico. Por consiguiente, fue abierta una investigación y se inició un juicio. El 14 de diciembre del año 2017, los sobrinos de Nicolás Maduro fueron sentenciados a 18 años de prisión.

Hasta los momentos, no se ha demostrado que Nicolás Maduro esté involucrado en el negocio del narcotráfico y todavía no enfrenta cargos por ese delito. Una investigación se tiene que abrir y los jueces federales decidirían si es tiempo de acusar formalmente a Nicolás Maduro por narcotráfico. En la Panamá de 1988, un año antes de la intervención militar, Noriega fue acusado de narcotráfico por dos jueces federales de Estados Unidos. En Venezuela, eso aún no ha sucedido.

También es necesario recordar que los vínculos entre los términos: narcotráfico, gobierno, Estado, terrorismo, comunismo, socialismo y otros; no es nueva. En 1990, varios países del bloque soviético fueron acusados de “narcoterroristas” en el libro “Red Cocaine: The Drugging of America” del doctor Joseph Douglass, asesor de seguridad nacional en los Estados Unidos. De hecho, Clyde D. Taylor, en sesión del Congreso Estadounidense, llegó a declarar que la participación del gobierno cubano en el narcotráfico había sido reportada en 1963.

El doctor Ray Cline, ex-director de la CIA, declaró haber observado los crecientes vínculos entre los marxistas-leninistas; los narcotraficantes, que buscan la protección que los grupos revolucionarios pueden darles y pagan por ello; y los traficantes de armas, quienes funcionan como proveedores de armamento para los marxistas-leninistas y los narcotraficantes. Esto nos demuestra que, la discusión sobre los Estados narcoterroristas y comunistas no es nueva. El siglo XX estuvo llena de acusaciones de esa índole.

Con base en reportes de agencias de inteligencia, informes del senado estadounidense y acusaciones en la prensa internacional, vemos que la relación entre los Estados y el narcotráfico ha sido muy delgada desde hace varias décadas. La Unión Soviética, China, Cuba, Checoslovaquia, Panamá y otros tantos países, fueron acusados por Estados Unidos de usar el aparato estatal en el negocio del narcotráfico. En ese sentido, el caso de Venezuela no es inédito y las evidencias existen. Por supuesto, todavía falta que terminen las investigaciones sobre el asunto del narcotráfico en Venezuela en Venezuela.

Nota: En el blog Wordpress del autor se puede ver un gráfico comparativo, utilizando diversas variables.

*Este es el tercer artículo del autor sobre el tema. Para más información, revisar los artículos “Las implicaciones de una posible intervención militar en Venezuela” y “Noriega no creía que la invasión de Panamá era inminente, pero sucedió. ¿Y venezuela?”, publicados en El Nacional Web y WTC Radio.

Leer más:

Carter, in Canal Zone, Asks Support for Pacts (1978) https://www.washingtonpost.com/archive/politics/1978/06/18/carter-in-canal-zone-asks-support-for-pacts/a73680e7-13b3-4997-8de5-1b28a5d0ff46/?utm_term=.00552b1340d7

The Noriega Case: Settle It Out of Court https://www.washingtonpost.com/archive/opinions/1991/09/17/the-noriega-case-settle-it-out-of-court/9d1b3514-e3ad-4680-b908-66b7c334c633/

Reagan increases economic sanctions against Noriega https://www.washingtonpost.com/archive/politics/1988/03/12/reagan-increases-economic-sanctions-against-noriega/556c1c2f-fc51-47fe-a2d5-98d5019f3885/?utm_term=.451787b3c1fa

Autor: Vicente Quintero Príncipe @vicenquintero

Vicente Quintero es analista cultural y político. Licenciado en Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana de Caracas, con énfasis en la politología. También estudió, durante 1 año, Lengua y Cultura Rusa en el Instituto de Estudios Internacionales ИМОП de la Universidad Politécnica Estatal de San Petersburgo (Rusia). Cursa actualmente una maestría en Gobierno y Políticas Públicas. También cursa estudios especializados de Teología avalados por el Patriarcado de Moscú y de todas las Rusias, máximo representante institucional de la Iglesia Ortodoxa en Rusia y su eje de influencia. Quintero ha sido intérprete-traductor y asesor político de periodistas y empresarios extranjeros en Venezuela. Quintero es columnista de El Nacional Web (Venezuela), Ideas en Libertad, Cultura Colectiva (México), The Global World (España), WTC Radio (Venezuela), ProEconomia, Alternos (Venezuela), American Herald Tribune (Estados Unidos) y La Trenza (México).

Sus artículos también han sido publicados por Entorno Inteligente (Venezuela), Maduradas (Venezuela) y Иносми — Россия Сегодня (Rusia). En el año 2018, ha tenido la oportunidad de presentar sus obras de arte en el Museo Alejandro Otero (Fundación de los Museos Nacionales de Venezuela). A través del arte, Quintero expresa la realidad política y económica del mundo. Quintero habla cuatro idiomas: español, inglés, ruso y alemán. Quintero ha dado entrevistas para la BBC, Россия 24, Izvestia, WTC Venezuela y otros medios nacionales e internacionales.

Actualmente es aspirante a un postgrado en Gobierno y Políticas Públicas.

Temas: política, relaciones internacionales, América Latina, Venezuela, Estados Unidos, Panamá, liberalismo, religión, cultura, economía política, economía.

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Written by Vicente Quintero

Social researcher. Politics, Philosophy, History and Economics. Poetry. Amazon: https://www.amazon.com/dp/B08FCTQP3L/

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