Iglesias y populismo: una mirada desde Rusia

Vicente Quintero
4 min readJul 1, 2020

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Una versión de este artículo de Vicente Quintero fue publicada en holandés (traducción del teólogo Alexander Morea Van Berkum) en la revista TussenRuimte, la cual publica en papel sus números sobre teología e interculturalidad para un público cristiano católico. La misma puede ser descargada aquí.

Templo de todas las religiones en Kazán, República de Tatarstán, Federación de Rusia

En la Federación de Rusia, los cristianos católicos adscritos a la Iglesia del Vaticano son una minoría religiosa, compuesta en una gran medida por descendientes de alemanes, polacos y lituanos. Para el año 2002, los cristianos católicos occidentales rusos eran un grupo de medio millón de personas, aproximadamente. En un país de 145 millones de habitantes, esto representa a un 0,35% de la población. En líneas generales, es amena la convivencia entre grupos religiosos en Rusia. De hecho, es notorio y relevante destacar que, la ciudad de Kazán, considerada por algunos la tercera capital de Rusia, es única en el mundo entero por su templo de ‘Todas las Religiones’, que mezcla los estilos arquitectónicos y simbólicos de iglesias ortodoxas, iglesias católicas, sinagogas, mezquitas y otras. En un mundo dividido por la intolerancia étnica, política y religiosa, la importancia de este templo reside en que es posible construir un mundo en el que todos tengamos cabida.

El término populismo apareció, por primera vez, en la Rusia de 1878, con la forma Narodnichestvo, como demuestra el historiador Ezequiel Adamovsky. Posteriormente, fue traducido a otras lenguas y surgió la noción contemporánea de populismo. Originalmente, el populismo en Rusia surgió en el contexto de un movimiento que criticaba a las élites intelectuales que pretendían ser los guías del pueblo ruso. Los intelectuales, quienes pretendían dirigir a la sociedad y decirle a esta lo que tenía que hacer, debían aprender del pueblo. Años después, fue que el término comenzó a ser usado con un sentido peyorativo, por parte de los socialistas pro-marxistas en Rusia. El término populista comenzó entonces a hacer referencia a un movimiento socialista progresivo y progresista, identificado con el campesinado y de carácter nacionalista, lo cual diferenciaba a los socialistas populistas de los marxistas.

La Iglesia Ortodoxa Rusa, que también se considera católica en su sentido ecuménico, mantiene una prudente distancia con la política rusa. El papel de la institución es salvaguardar la fe cristiana en el territorio de la Federación de Rusia. La ortodoxia ha sido, históricamente, uno de los pilares de la identidad nacional rusa. Como puede evidenciarse en la cobertura mediática occidental de los movimientos de protestas que tuvieron lugar en Rusia durante el año 2019, considerados populistas en la opinión pública internacional, la Iglesia no le cerró la puerta a la disidencia política. Más allá de darle respaldo a la línea tradicionalista del gobierno ruso, la Iglesia no asume un rol activo, directo y visible en la política rusa. Todos los cristianos ortodoxos son bienvenidos a ingresar en la Iglesia y venerar a sus santos.

Hablar de populismo es hablar de un término perro-gato. La noción actual de populismo se ha alejado muchísimo de sus orígenes. Menos puede hablarse con suma propiedad de una noción actual unificada de populismo, debido a que existen varias nociones del término, en función de factores geográficos, culturales, partidistas e ideológicos. Más allá de que unos y otros tilden o a Vladimir Putin de populista o a sus oponentes de ser los populistas, lo cierto es que estamos ante un término ambiguo, polisémico y definido con muy poco rigor por parte de la ciencia política, razón por la cual algunos hasta han llegado al extremo de señalar que el populismo no existe, debido a la poca claridad que existe en torno a su noción.

Si nos vamos a su definición original, acuñada en Rusia, es mucho lo que tenemos que aprender y reflexionar. La noción decimonónica de Narodnichestvo, antecedente de lo que entendemos ahora por populismo, nos invita a ser humildes, que es una de las principales virtudes del buen cristiano, y claro está, también del alma rusa. A menudo, el poder nos convierte en ególatras prepotentes que miran por encima a los demás, quienes no están en el mismo nivel de nosotros. Pero lo cierto es que el poder, en su complejidad, se presenta en muchos grados y es compartido por una serie de factores. El populismo original promovía el acercamiento de las élites hacia la gente común. El refinamiento de los intelectuales, con frecuencia, lleva a que estos se desconecten de la sabiduría popular y no comprendan a su pueblo. ¿Qué podrían aprender los extranjeros de la búsqueda de la humildad por parte de los rusos, cuya alma nacional es cristiana y ortodoxa? Las culturas de los pueblos, así como sus historias nacionales y religiosas, deben ser estudiadas desde una mirada crítica y comprensiva, que trascienda de los prejuicios y los egos.

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Vicente Quintero

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Written by Vicente Quintero

Social researcher. Politics, Philosophy, History and Economics. Poetry. Amazon: https://www.amazon.com/dp/B08FCTQP3L/

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