Henriette Soep Bamberger: la Madame de la Caracas nocturna

Vicente Quintero
22 min readApr 30, 2019

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La Calle de Los Hoteles de Caracas, oficialmente llamada Avenida Las Acacias, bien podría llamarse Henriette Soep Bamberger, o sino, Jenie Ponzio. Y es que, si bien reina un silencio cuando se menciona su nombre en las altas esferas y los bajos fondos de Caracas, no pocos la recuerdan con nostalgia. ¿Por qué nostalgia? Soep, de origen hebreo y holandés, es parte del recuerdo de la juventud de algunos, y sobre todo, de esa Venezuela saudita que algunos conocieron, antes del Viernes Negro. El legado de Jenie no es anónimo, pero sí ha sido un asunto de pocas líneas, en un país donde la pasión todavía se disfruta en el silencio y los cuartos oscuros.

Henriette (Hendrika) Soep Bamberger, mejor conocida como Jenie Ponzio.

…Como introducción:

Hablaba Razetti de una educación que nos liberara del miedo y nos enseñase a gobernar y cuidar nuestro cuerpo. Según él, había que mencionar aquellas cosas que no se nombran en público y hieren los oídos de la buena sociedad. Porque todos los seres que se aman quieren acostarse juntos, frotar su piel y sorber su aliento, confundirse como las ramas de una enredadera, ser la hiedra y el muro, para que la vida salga por la ventana abierta, buscando la brisa, con la alegría matinal de un pájaro. Ni la novia más casta quisiera recibir la dádiva de mutilación de Abelardo a Eloísa. De los perfectos amantes que parecía invocar utópicamente el Dr. Razetti, debían salir los venezolanos alegres y animosos que estábamos necesitando. Del estupro, la enfermedad, el encuentro culpable y avergonzado, salieron ya muchas gentes resentidas, abúlicas y tristes. Salieron simultáneamente — gemelos de la noche — los verdugos y los esclavos. Una especie de horrible sevicia sexual restallaba en las cárceles de Venezuela en el látigo de los carceleros. Había que llevar el alfabeto y el amor — que es también otro alfabeto — a tantos seres que aún flotan como en el légamo baboso del primer día de la creación. (…)

Así llegábamos, entre deseosos y tímidos, a las casas de la calle de Horno Negro. Era a la vez una estación avergonzada y ansiosa; quizás la necesidad de amor que no disponía para esa noche sino de los brazos mercenarios. O porque somos jóvenes y nos consideran inagotablemente fuertes; porque parecen descubrir en nosotros la virginidad de la pasión, esas mujeres nos darán la ternura que niegan a sus clientes de paso. (…)Pasamos los detalles grotescos de la casa: las oleografías del salón; la voz bronca de la Celestina; las gesticulaciones del músico homosexual que toca el piano; los hombres hoscos — quizás de la policía — que se repantigan altaneramente en las sillas y ordenan trago para todos; ese olor de lociones ordinarias, de polvos de arroz, de anís y sábanas almidonadas, de todos los prostíbulos. (…). Afuera arde y revolotea la noche de Caracas como enjambre de encandiladas rabiosas cantáridas. En ese sur de la ciudad — por las quebradas y barrancos enmogotados donde se escondieron los conspiradores y huyen los asesinos — el río Guaire arrastra su corriente de detritus. Miro el reloj de la medianoche y emprendo el desconsolado regreso a la pensión. (…) — Mariano Picón Salas, Regreso de Tres Mundos, sobre esa Caracas donde las pasiones se desataban en El Silencio y la zona sur de Caracas, cerca de la urbanización El Paraíso, la más lujosa a principios del siglo XX

Venezuela es un país católico, apostólico y romano. A pesar de eso, el erotismo y la sexualidad no han sido precisamente un asunto de pocas líneas en Venezuela, pero sí ha sido tratado con mucho tabú, pudor, censura y hermetismo. Estos temas han sido abordados por importantes escritores criollos, como Mariano Picón Salas, Manuel Vicente Romero, Antonio Mendoza Wolske — quien afirma haber sido amenazado de muerte por su literatura homoerótica y tuvo que huir a Italia— , Oswaldo Trejo, Isaac Chocrón, Salvador Garmendia y muchos otros. “El Viajero de Indias”, la polémica obra de Francisco Herrera Luque, nos planteó, desde una perspectiva psiquiátrica y sociológica, cómo los factores sexual y erótico influyeron en el desarrollo de la sociedad venezolana. Henriette Soep Bamberger es una de esas mujeres que han sido anónimas y de las que muy poco se ha escrito en la web, aunque su labor en Caracas fue muy destacada. Y seamos sinceros: ¿si las sábanas hablaran, qué no dirían de nosotros?

La casa estaba vacía. A lo lejos se oían pasos.

Pero yo no estaba solo y aferraba entre mis brazos

a aquel joven sacerdote que hasta allí me había llevado,

y, tras compartir conmigo aquel hombre retratado

cuya barba y roja capa suscitaban su embeleso,

mi barba y su barba roja dialogaron en un beso. — El venezolano Antonio Mendoza Wolske, SONETTO XXVI: DAVANTI AL RITRATTO DI UN DEVOTO DI MITRA NEGLI, sin fecha

Hendrika, mejor conocida como Henriette o Jenie, junto a su madre Betje Bamberger, enviada unas décadas más tarde al campo de concentración Auschwitz.

Hendrika Soep Bamberger nació en Ámsterdam (Países Bajos-Neerlandia), el día 14 de mayo de 1917, en el seno de una familia judía. Sus padres fueron Salomon Soep y Betje Bamberger, de antigua tradición hebrea, el primero de origen sefardí y la segunda de origen azhkenazí. Hendrika nació y creció en el barrio judío Jodembuur de Ámsterdam, el más antiguo de la ciudad. Su padre era uno de los mercaderes de lana y seda más importantes de Europa.

El Nacional, 1959. El diputado Ramón Quijada hirió de un balanzo a dueño de Cabaret, esposo de la Madame. El cabaret estaba ubicado en la Gran Avenida de Sabana Grande. Contribución de Francois Ponzio, nieto de la Madame.

En tiempos de la Segunda Guerra Mundial, no fueron pocos los parientes de Jenie, cercanos y lejanos, que los nazis enviaron a campos de concentración. Sus padres murieron en Auschwitz, el día 28 de enero de 1944. Sus hermanos corrieron con la misma suerte, el día 1° de junio de 1944, varios meses más tarde. La única que sobrevivió fue Henriette, conocida luego en Caracas como la Madame.

En el libro sobre su vida, se dice que La Madame comenzó a ejercer el oficio en Francia, debido a los problemas económicos que afrontaba una de sus parejas, un judío de nombre David. En el “Gran Hotel” de España conoció al ya ex-rey Alfonso XIII de España, con quien estableció una corta amistad. Sin embargo, Avelino Fernández, uno de los principales socios y parejas sentimentales que tuvo durante su vida, niega la veracidad de esos rumores. Fernández cuenta que Henriette siempre fue, en vida, la Madame — y ahora, en recuerdo y crónica — . Y así sigue siendo recordada por los comerciantes y empresarios de Sabana Grande; esos que han sobrevivido a las vicisitudes y distintas épocas del sector, unas mejores que otras.

Denunciados Eva y Miguel como presuntos “corruptores”, enviados a la Jefatura de El Recreo. El Todo París, uno de los locales de Jenie Soep en Caracas, ubicado en la Gran Avenida de Sabana Grande (demolido para hacer una entrada de la Estación de Metro Plaza Venezuela en los setenta-ochenta y reemplazado desde entonces por un mercado muy precario)

En la Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial, se hablaba de lo rentable que salía el negocio de la prostitución en países como México, Venezuela y Cuba, sobre todo en Venezuela, ya que todavía la industria de la prostitución, los bares y los cabarets no estaba lo suficientemente explotada. Soep llegó a Caracas a comienzos de 1953, para dirigirse luego a Barcelona, donde ella y su marido Francoise Ponzio, eran esperados por Henri Charrière (Papillón)— quien fue dueño del Gran Café de Sabana Grande — , miembro de la mafia marsellesa y posteriormente famoso escritor. Al llegar a Caracas, después de visitar Cuba y Panamá, y las venezolanas tierras de Maracaibo, se hospedó en el Hotel Majestic. De acuerdo al informe del 5 de octubre de 1958, Venezuela tenía el índice de prostitución extranjera más alto del mundo entero, citado por Ángel Rodríguez Valdés (2001).

Aunque la escandalosa vida de la Madame en Sabana Grande es lo que más ruido hizo en la Caracas del siglo XX — y no es para menos, ya que desde los años cuarenta la antes conocida como Avenida Abraham Lincoln, nombre que aún conserva en algunos mapas y sectorizaciones, ha sido el corazón comercial de Caracas — , lo cierto es que ella dejó su huella en toda la ciudad: El Silencio, San Bernardino, Altamira, La Floresta, Chacao, Catedral, La Castellana… no han sido olvidadas, aunque pocos actualmente escriban sobre ellas, sus anécdotas en el edificio María Auxiliadora de Chacao, cerca de la Avenida Francisco de Miranda; el edificio Galerías Bolívar de la Avenida Francisco Solano; en la esquina Puente República de La Candelaria; en los alrededores de la actual sede de MINTUR, antiguamente sede de la Embajada de Estados Unidos en Caracas, Avenida Tropical de La Floresta. La historiadora María Eugenia Mosquera, directora del Canal Vale TV, cuenta:

En aquella época no solo los comerciantes tradicionales europeos habían visto grandes posibilidades en América, sino todo tipo de profesionales. A comienzos de los años cincuenta, Caracas estaba repleta de chulos franceses, italianos, cubanos y argentinos y la competencia era fuerte, ya no tan sólo entre las chicas extranjeras y las nativas, sino también entre sus correspondientes mánagers; en aquella época, en América la mafia de la prostitución, conocida en Francia como Le Milieu, estaba muy atomizada.

(…) Les diré que en una esquina considerada buena, como la de Puente Brión o Marcos Parra, se podían encontrar más de sesenta mujeres, entre francesas, españolas, panameñas, colombianas y argentinas, dispuestas a trabajar, y, por supuesto, competir con las venezolanas. — María Eugenia Mosquera, La Madame, 1994

A su llegada en el país, Henriette comenzó ejerciendo su labor en la calle. Su primer lugar de trabajo fue la esquina Marcos Parra del área del centro de Caracas conocida como “El Silencio”, que había sido desde el siglo XIX una zona de tolerancia para las pasiones. Y como dato anecdótico, en el año 1938, el ingeniero francés Maurice Rotival se subió a un árbol y pudo ver como cientos de cortesanas medio desnudas vivían y trabajaban en El Silencio. Ese fue el punto de partida de la Madame Jenie Ponzio en Caracas: El Silencio, todavía un espacio “friendly” para la prostitución, pero ahora más ordenado y gentrificado; con muchas inmigrantes calificadas y profesionales para satisfacer el apetito sexual caraqueño. Henriette no se limitó a su inicial esquina Marcos Parra: saltó de esquina a esquina. Puente Brión y El Conde eran otras de sus paradas sexuales.

Jenie de Ponzio. Recortes de prensa conservados por el nieto de la Madame, Francois Ponzio.

Según Rodríguez-Valdés (2001, p. 63), la mafia principal en Francia estaba dirigida por Jean Auffret y Jean Killing, con ramificaciones en Italia y Argentina. La organización enviaba a Venezuela mujeres francesas, cubanas y argentinas. En Caracas, inicialmente tuvieron tres prostíbulos en el centro de la ciudad y luego se extendió a todo el país. Para 1958, en América y en Europa las ciudades de Caracas, Maracaibo, Puerto la Cruz, Punto Fijo y Ciudad Bolívar figuraban como destinos principales de las prostitutas.

Trabajar en la calle, siendo extranjera, nunca es fácil. “Las aceras están reservadas para las venezolanas”, le dijo el comisario Diamel, jefe del cuartel central de la policía de Caracas. Pero Henriette Soep sabía que no había nada que temer, sus amigos la protegían y existía toda una red sumergida que amparaba, en las sombras, a las prostitutas. De hotel en hotel, Jenie vivió en Caracas hasta que alquiló, junto a su marido, un apartamento al este de la ciudad, en el Edificio María Auxiliadora de Chacao. ¿Y qué decía su marido del trabajo de su mujer? Pues lo toleraba; él también estaba en lo suyo con otras mujeres.

La Madame Jenie Soep Bamberger y Avelino Fernández, su socio.

La inestabilidad, la violencia física y la promiscuidad de la pareja les ocasionó, más temprano que tarde, serios problemas con sus vecinos. Los residentes del María Auxiliadora hablaban mal de la Madame y la rechazaban. Debido a que su comportamiento violaba la moral y las buenas costumbres, los vecinos del edificio introdujeron una queja formal en la Comisaría de Chacao, para ese entonces Distrito Sucre del Estado Miranda. “Su conducta no es propia de la gente decente que vive en este lugar”, decían sus vecinos. La Madame se tuvo que mudar de Chacao y alquiló dos propiedades en el centro, una casa en la esquina Puente República La Candelaria, cerca de la estación de Metro Parque Carabobo; un apartamento en San Bernardino, una zona más tranquila, y sobre todo, elitesca.

La vivienda habitada por Henriette Soep y Francois Ponzio Manati funcionó como prostíbulo, que para entonces era muy del estilo de las llamadas Casas de Batalla — y nunca está de más recordar el dicho: en tiempos de guerra, cualquier hueco es trinchera — . Ya para este momento, la Madame tenía un presupuesto más holgado, a pesar de haber tenido que pagar costosísimas operaciones cosméticas debido a las golpizas propinadas por su esposo. De aquí en adelante, comenzó su etapa de proxeneta: cincuenta bolívares por cinco minutos, era la tarifa de la casa de citas en La Candelaria, en la esquina Puente República. El cliente tenía más de veinte chicas para escoger, empleadas de la Madame. En su mayoría, estas mujeres habían sido su reclutadas en los mercados sexuales panameños, pero supervisadas personalmente por su esposo.

Joaquín Peláez Grau (de nacionalidad cubana), Sanjurjo (de nacionalidad española) y Jacobo Miguel (de nacionalidad colombiana y dueño del Hotel Nacional), eran algunos de los principales proxenetas en Caracas. Desde la Argentina, luego desde el mismo territorio venezolano, y finalmente desde Panamá, Juan Domingo Perón controló el transnacional negocio de la prostitución en Caracas — y no olvidemos que Perón estuvo exiliado en Venezuela durante el gobierno militar de Marcos Pérez Jiménez — . El viudo de Evita mantenía un centro de espionaje a través de las argentinas que trabajaban en los cabarets y prostíbulos de la capital venezolana.

Edificio Los Andes en Caracas, año 2018. Inicio del bulevar de Sabana Grande, en la intersección con la Avenida Las Acacias (Calle de Los Hoteles). Esta fue una de las tantas residencias de La Madame, que cambió de propiedad como cambiar de zarcillos.

Luego de unos seis meses, la Madame ya tenía el dinero suficiente para abrir su local “El Todo París”, ubicado en la Gran Avenida de Sabana Grande, muy cerca de la Plaza Venezuela, en donde hoy se encuentra la parada de transporte público que lleva a Los Teques y San Antonio de Los Altos. La Madame, entonces, había ampliado su negocio: una “casa de batalla” en La Candelaria y el local nocturno ostentoso de Sabana Grande. La Madame no se mudó de La Candelaria, sino que diversificó su oferta, en función de la demanda de los distintos targets. El alquiler mensual de la casa en La Candelaria era de 800 bolívares, mientras sus ingresos diarios superaban los 15000 bolívares.

Henriette Soep Bamberger fue a prisión poco antes de la inauguración del Todo París de Sabana Grande. Durante ocho días, permaneció en la cárcel del Obispo, en el barrio el Guarataro. Fue una experiencia desagradable para ella, ya que los estándares de las cárceles venezolanas eran mucho menores al de las europeas, donde también había estado presa. Salió en libertad gracias a su amigo Henri Charrière, importante empresario, sobre el cual se han escrito relevantes obras literarias y periodísticas.

En 1954, luego de su salida de prisión y unas merecidas vacaciones en París, que ya mostraba signos de recuperación después de la Segunda Guerra Mundial, Madame regresó a Caracas. Su marido la recibió con una nueva casa que tenía un amplio y soberbio jardín, ubicada en Sabana Grande, sector que, si bien se convirtió desde entonces en el corazón comercial de la ciudad — aunque venido a menos desde más o menos el año 1995, donde el tenant mix comercial del sector desmejoró significativamente— , todavía para ese momento tenía majestuosas mansiones residenciales en sus urbanizaciones Bello Monte Norte, San Antonio de Sabana Grande y Las Delicias de Sabana Grande. Hoy en día, se conservan muy pocas, como es el caso de la Quinta Primavera: los edificios residenciales y las torres empresariales cambiaron la dinámica urbana. En su nueva casa sabanera, Madame y su hijo Maurice fueron recibidos en su jardín por un perro, un gato, varios pájaros… ¡y hasta una tortuga…!

La Quinta Primavera, ubicada al frente de la Plaza Las Delicias de Sabana Grande.

Testimonio de Henriette Soep en Mosquera (1994, p. 112): En 1954, en la primera noche del Todo París de la Gran Avenida, se suscitó una fuerte pelea entre dos caballeros que se encontraban bajo efectos del alcohol. Todo por tratar de acercarse a una de las bailarinas. La violencia en El Todo París fue frecuente y poco a poco nos tuvimos que acostumbrar a sobrellevar esas situaciones. La experiencia nos enseñó que es prácticamente controlar la conducta de la gente cuando tiene unos tragos de más. El negocio es vender, pero el equilibrio resulta difícil porque el venezolano no tiene cultura alcohólica. (…) Los años vividos en Venezuela me han hecho comprender que el venezolano , y en general el latino, piensa que el licor es licencia y justificativo para cualquier tipo de abuso. Ese fue siempre nuestro mayor problema frente a los locales nocturnos.

En tiempos perezjimenistas, fueron Pedro Estrada, Miguel Sanz y Llovera Páez algunos de los más frecuentes visitantes de los locales de Henriette Soep Bamberger en la capital venezolana. Los funcionarios de Estado, tanto en los gobiernos militares como en los civiles-democráticos, eran muy bien recibidos en los locales de la Madame. También era común, años más tarde, encontrar en sus locales al escritor Juan Liscano, el compositor Agustín Lara, el cantante español Julio Iglesias, empresarios como Joaquín Brillembourg; y personajes destacados como Wolfgang Larrazábal, Fermín Mármol León, Salvador Salvatierra y Octavio Lepage. A ella poco le importaban sus excesos; los funcionarios gubernamentales garantizan la seguridad, la protección y el dinero mientras no le dispararan a su esposo, como hizo Ramón Quijada, el líder agrario del partido Acción Democrática, quien casi mató a Francois Ponzio Manati en Sabana Grande — . Hoy en día, esto todavía se repite: la presencia de altos ejecutivos y funcionarios importantes garantiza cierta seguridad. Uno de los detalles más especiales del cabaret para adultos El Todo París, era el Coche de Isidoro: un carruaje tirado por dos caballos. El recorrido iniciaba en el Parque Los Caobos y terminaba en el cabaret, ubicado en la Gran Avenida de Sabana Grande, en donde hoy se encuentra un mercado informal y una entrada de la estación del Metro de Caracas “Plaza Venezuela”.

Ramón Quijada ni fue a la cárcel ni se disculpó por haber intentado de asesinar al esposo de la Madame. Debido a su enorme poder en el país y su influencia en el Partido Acción Democrática, ni siquiera el bufete del Doctor Berrizbeitía quiso tomar el caso de la Madame. Según la Madame, mas bien le ofrecieron dinero para quedarse callada: un día, el Dr. Reinaldo Cervini, llegó con 60 mil bolívares y les pidió que dejaran en paz a su cliente, el señor Quijada. No lo aceptó porque la suma le parecía muy baja. Sin embargo, no hay que olvidar que, según Aristóteles, la verdad suele estar en el medio; habría que evaluar la versión de otros personajes antes de juzgar a Quijada y el sistema judicial venezolano.

En estos tiempos de mayor tolerancia a la comunidad LGBT, hay que recordar que los locales de la Madame fueron refugio para los homosexuales, los transgénero y los transexuales que eran excluidos de otros espacios. Con base en la novela basada en testimonios que escribió Mosquera (1994), se entiende que a los llamados transformistas no se les consideraba artistas. Por lo tanto, no se podía tramitar sus respectivos carnets, y debían trabajar en las sombras. Pero Henriette ayudó a unos cuantos a obtener la documentación requerida para trabajar. Tampoco debe ignorarse que, aún no había sido derogada la Ley de Vagos y Maleantes; a los homosexuales, principalmente pobres, se les podía enviar a centros de reclusión periféricos como El Dorado. Testimonio de Henriette Soep en Mosquera (1994, p. 164): “Cierto día, al finalizar la tarde, se presentó en El Golpe, en búsqueda de trabajo, como bailarina, un verdadero fenómeno. Un transformista de rasgos impresionantemente finos y hermosos, jamás había visto algo así. Me explicó que no tenía carnet de artista, pues trabajaba en la Avenida Libertador (…) Horas después, Ambar tenía su adecuada identificación” — Mosquera, 1994

Debido a su reducido espacio, el local en Sabana Grande no era perfecto, en comparación al Patio Andaluz de La Castellana, uno de sus rivales en la industria nocturna-sexual caraqueña. La Madame, entonces, se las tuvo que ingeniar para mejorar la calidad de los shows y aumentar cada vez más los precios del local en Sabana Grande, en donde no se podían hacer eventos muy grandes. La Madame, poco a poco, lo logró: el prestigio llegó. Y con él, una nueva mansión en La Floresta, un nuevo colegio para su hijo Maurice — quien comenzó a consumir marihuana a los 14 años — y la hora de prescindir de la casa en La Candelaria, que aunque seguía siendo muy buen negocio, no les permitía concentrarse del todo en el cabaret. El problema de su vida, después de haber conseguido la holgadez económica, era su hijo, muy accidentado en su vida.

La Madame siguió creciendo y su éxito profesional le permitió hacer más “llevadera” su crisis como madre. En la calle San Antonio de Sabana Grande abrió un bar nocturno, llamado Coco Rico, y Jenie alquiló un apartamento en el edificio de enfrente para subarrendar habitaciones, el cual funcionó, al mismo tiempo, como una mini-galería de arte y prostíbulo. Los cuadros fueron llevados por Derderián, socio de la Madame de quien se conocen pocos datos. También Soep Bamberger abrió otro local en Sabana Grande, que llevó por nombre El Golpe (1975); el club Versailles en la Solano (1982); tuvo inversiones en El Pompón del Cediaz; abrió un ostentoso cabaret en Altamira, mucho más grande que el local de Sabana Grande, ubicado en el sótano del Teatro Altamira, que llevó por nombre París Folier.

Dos ofertas para darle variedad a la vida nocturna caraqueña: el Todo París de Sabana Grande como un tradicional cabaret y el París Folier de Altamira como una moderna discoteca. El París Folier fue una importante inversión para la Madame, en un sector de la ciudad con mucho potencial y estratégicamente ubicado, en ese entonces, cerca de la Embajada de los Estados Unidos. Pero lamentablemente, no dio las mismas ganancias del Todo París de Sabana Grande, que si bien era mucho más pequeño e incómodo, tenía todavía grandes ventajas. Además, la restructuración del local que hizo su esposo, para convertirlo en una discoteca, no salió del todo bien. El cabaret en Altamira, después de cerrar, sería la sede del Ice Palace, discoteca gay de referencia en la historia de la comunidad LGBT de Caracas.

Solicitud de Henriette Soep Bamberget para acogerse a la ley de pensionados (víctimas de la persecución por la Segunda Guerra Mundial)

Todo lo que sube, algún día tiene que bajar; y viceversa. Así ocurrió con Henriette Soep Bamberger en Caracas. Desde que su marido comenzó a dudar de su amistad con Avelino Fernández y pensó que era víctima de infidelidad, fue sacada del Todo París, a petición de su esposo, quince años después de la inauguración. La situación económica de la mujer fue desastrosa desde que terminó con su marido, quien comenzó a vivir con su hijo en el penthouse del edificio Terepaima, en Altamira.

La Madame junto a Julio Iglesias, Mario Domanti, Tito Abadi y Vito Galucci. Avelino Fernández aparece, mutilado por Jenie Soep Bamberger.

“Incidentes violentos, producto del exceso de tragos y la excitación, eran comunes. No sólo en El Golpe, sino en todos los locales nocturnos, pero la mayoría nunca pasaban de ser un mal rato, un fuerte disgusto o incluso unos cuantos golpes. Hoy día sería una locura, por no decir un rotundo fracaso el volver el negocio de los cabarets y de los grandes espectáculos nocturnos como los de entonces. La devaluación de la moneda nacional, el bolívar, además de los cambios socio-económicos, hacen impensables esa actividad” — María Eugenia Mosquera, 1994

La Madame se sostuvo vendiendo joyas, y entonces, tuvo que buscar un nuevo trabajo en Quinta Crespo, al sur del centro de Caracas, donde volvió a meterse en problemas con la policía y Avelino, su amigo, la ayudó a salir en dos días. Gracias a sus amistades, luego logró hacer una triangulación en el hotel más lujoso de Caracas: ella alquilaba, de manera informal y al margen de la ley, una habitación del hotel y se quedaba con el dinero. Lamentablemente, el libro ‘La Madame’ de Mosquera no revela el nombre del hotel. Los pocos personajes cercanos a la Madame no se recuerdan. Muy probablemente, se trató del Hotel Tamanaco.

Con el pequeño capital que hizo en pocos días, alquiló un apartamento en el sector San Antonio de Sabana Grande. Después, abrió el cabaret Madame en el Edificio Galerías Bolívar, más o menos en el año 1972, mucho menos ostentoso que el Todo París, y que le terminó generando suficientes ganancias para abrir El Golpe, en 1975; y luego el Club Versailles en 1982.

Luego de esta época de relativa prosperidad, Henriette quedó en la calle nuevamente. Las relaciones con su socio Avelino ya no eran las mismas de antes y había llegado el momento de decir adiós. La Madame decidió, entonces, vender la participación en sus propiedades y se llevó la desagradable sorpresa de que ella no tenía nada. Los abogados del bufete Cristofer Abelau y Viso le demostraron por qué ella no era la legítima dueña de ninguna de las propiedades, debido a múltiples irregularidades. Sus últimos años los pasó en el Hotel Tamanaco, y luego, en un hotel de bajo costo en Sabana Grande, llamado El Monte.

Mimí Lazo representando a La Madame, Jenie Soep.

La vida de la Madame fue, ciertamente, la de una mujer complicada. Pero su biografía no debe ser un asunto de pocas líneas; Soep Bamberger no fue anónima más en la historia urbana de Caracas. No son pocos los empresarios de la ciudad que se sonrojan cuando escuchan su nombre; el recuerdo de mejores épocas, marcadas por una prosperidad que se ha desvanecido con el paso del tiempo y la juventud que no volverá. No olvidemos a Jenie (Henriette) Soep Bamberger, quien bien personifica el espíritu de La Calle de Los Hoteles de Sabana Grande: una calle de pasión, sexualidad, violencia, incertidumbre y mucha diversión. En la memoria de la Caracas goda y burguesa del siglo XX, siempre estará su nombre. Muchos ex-presidentes la conocieron y disfrutaron de su compañía. La historia del erotismo en Venezuela no se puede contar sin sus crónicas.

Soep Bamberger falleció el día 20 de enero de 2001 en el Geriátrico Israelita de Caracas Beit Avot, ubicado en la urbanización San Bernardino. La holandesa murió sola y abandonada, después de haber sido parte de las altas esferas en Venezuela. Todavía, casi dos décadas después de su muerte, no está claro cómo perdió sus cuantiosas y valiosas propiedades. Una mujer que lo tuvo todo, y lo perdió de la noche a la mañana.

Mimí Lazo en La Madame, telenovela de RCTV.

Notas importantes:

  1. Se especula que la Madame estuvo vinculada a las operaciones de servicios de inteligencia nacionales y extranjeros. A través de sus establecimientos nocturnos, presuntamente obtenía información de alto nivel.
  2. Desafortunadamente, las escasas fuentes escritas sobre la vida de la Madame presentan importantes imprecisiones sobre su trayectoria. Y debido al fallecimiento de la mayoría de las personas que acompañaron a la Madame, es difícil indagar en algunas cuestiones. Por ejemplo, el hotel “lujoso” en el que hizo, supuestamente, la triangulación.
  3. Algunas fuentes señalan que la Madame no ejerció el oficio de la prostitución, sino que se limitó estrictamente a las labores de proxeneta. Avelino Fernández, ex-socio y ex-pareja de la Madame, lo confirma.
  4. La Torre Solano, ubicada en la Avenida Francisco Solano López frente al Hotel Lincoln Suites y al lado de lo que fue el Versailles, fue alguna vez propiedad de Henriette Soep Ponzio. Hoy en día es sede de un instituto universitario.
  5. Oscar Yanes, Leonardo Padrón y Rodolfo Graziano fueron algunos de los periodistas que, en el siglo XX, se esforzaron por rescatar y revindicar el legado del personaje de Henriette Soep Bamberger “La Madame”.
  6. Leonardo Padrón escribió el guión de la telenovela La Madame, inspirada en Henriette Soep Bamberger. Hoy en día, varias décadas después, muchos han olvidado quién fue esta interesante mujer.
  7. En el año 1994, María Eugenia Mosquera publicó la obra “La Madame”, sobre la vida de Henriette Soep Bamberger. Para quienes deseen profundizar sus conocimientos sobre la vida de Henriette Soep, se recomienda leer esta obra.
  8. Antes de casarse con Francois Ponzio Manati, Henriette Soep había contraído nuncias con Bob LeBlanc, quien se encontró en Caracas con La Madame. LeBlanc, quien había llegado a hacer convenios con el Estado Venezolano para la explotación de hierro, le manifestó que le dolía haberla visto de nuevo en la calle, ejerciendo la prostitución.
  9. Bob LeBlanc le ofreció irse con él, pero su marido para ese entonces, Francois Ponzio, le dio una golpiza que le impidió salir de su casa durante tres meses. Henriette tuvo que someterse a varias cirugías estéticas luego del incidente, y para siempre, se arrepintió de no haberlo buscado, así fuera ensangrentada y con los huesos fracturados.
  10. En la década de los cuarenta y cincuenta, a raíz del boom de la construcción que generó grandes tasas de crecimiento económico en Venezuela, muchas inmigrantes llegaron a las costas venezolanas. Una buena parte, eran damas de compañía.
  11. El número memorial del padre de Hendrika Soep en el campo de exterminio de Auschwitz fue el 81663 (Amsterdam, NL. Auschwitz). Esta información puede corroborarse en los registros de internet.
  12. Jenie estuvo también casada con Hijman Swaab, quien se casó dos veces y murió en Canadá, en el año 1951.
  13. Hasta el año 2006–2007, Henriette Soep Bamberger fue parte del Registro Electoral Permanente del CNE venezolano, con el nombre “Henriette Soep Ponzio”.
  14. De acuerdo a Maurice Rotival, la élite venezolana de 1938 se opuso a la reurbanización de El Silencio, ya que muchos magnates eran los propietarios de las casas de prostitución que serían demolidas.
  15. Durante el proceso de reurbanización, Maurice Rotival se vio obligado a publicar en la prensa una lista de propietarios de inmuebles que iban a ser demolidos en El Silencio. La advertencia era clara: los siguientes iban a ser los dueños de los prostíbulos, si se oponían al proyecto.
  16. Durante mucho tiempo, los sectores Chacao, El Rosal, Chacaíto y Sabana Grande fueron estigmatizados por la presencia de homosexuales. En los años noventa, era uno de los motivos por los cuales los transeúntes denunciaban que el ambiente social se encontraba “deteriorado”.

Material referencial:

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Rodríguez-Valdés, Á. (2001). “La condenada noche caraqueña”. Revista Exceso.

Autor: Vicente Quintero @vicenquintero

Vicente Quintero @vicenquintero

Vicente Quintero is a Venezuelan social scientist and author of the book ‘El Tercer Reich en Venezuela’. He holds a Bachelor’s degree in Liberal Studies from the Universidad Metropolitana of Caracas (Political Science, Economy, History and Philosophy) and decided to focus his dissertation research on the national security policy of Russia (Government and Public Policy) at the Central University of Venezuela.

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Vicente Quintero
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Written by Vicente Quintero

Social researcher. Politics, Philosophy, History and Economics. Poetry. Amazon: https://www.amazon.com/dp/B08FCTQP3L/

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