Erotismo y sexo en la prisión

Vicente Quintero
3 min readApr 28, 2024
Metro Pictures Corporation, Public domain, via Wikimedia Commons. The Prisoner of Zenda (1922) — Prisoner King.

Casi como si de un impulso natural se tratara, hay algo que frecuentemente tienta al sujeto a romper la ley. Incluso, tener fantasías con la idea de la prisión en sí misma. Los avatares de la sexualidad son tomados en el orden del superyó y, a menudo, implican una violencia y un goce hacia el otro difícil de aceptar. Y ese goce implica una inexistencia de la proporción sexual necesaria; el rechazo de ella con base en la castración sobre la cual ese goce se sostiene. La autoridad paternal históricamente ha negado a los sujetos la posibilidad de gozar y constantemente demanda sacrificios: hoy no gozas porque debes cumplir con el deber que el Otro demanda de ti.

Pero no todos los que tienen la tentación de romper la ley, por más leve que sea la infracción, quieren ser detenidos; esta es una minoría. La reflexión sobre el concepto de libertad y el deseo de perderla — y luego recuperarla — son parte de la ecuación que explica no solo las transgresiones pasionales, sino también las revoluciones políticas a gran escala, que arrasan con países y continentes enteros sin mirar atrás. Existe el prejuicio de que el individuo que goza generalmente no contribuye al bienestar del orden dominante y hasta puede ser una amenaza para los factores de poder. El síntoma está para dar un sentido; el ciudadano se convierte en paciente, y espera que la sociedad le suministre algo para sentirse mejor.

El poder de la prisión sobre el individuo y la pérdida de control personal pueden ser fuentes de inspiración para explorar la naturaleza humana y la psique, en donde se relacionan entre sí variables tan complejas como la personalidad, el dominio, la noción del amor y la bestialidad misma. Algunos pueden experimentar cambios en sus gustos sexuales o deseos debido a la separación de sus parejas y la ausencia de contacto sexual. En la ideología hay un punto donde tiene sentido que la ley exista y de ahí viene el motor de la conducta a favor o en contra de ella.

El goce de la repetición y el propio goce del sacrificio del mismo goce, a través de Eros y Tánatos, se manifiestan mediante ese profundo deseo de ceder grados de libertad. Sí, ceder. Porque el hombre que está en prisión no necesariamente es menos libre que aquel que deambula por las calles sin rumbo alguno. Y es que la prisión, después de todo, es un vehículo para la inspiración. Así como soñamos despiertos en plena selva, soñamos cuando estamos en la cárcel.

Pascal Bruckner decía, aludiendo a la pregunta de Stendhal, que los hombres no son felices en el mundo moderno porque se han liberado de todo y se dan cuenta de que la libertad es insoportable de vivir. Aunque el individuo ha logrado liberarse de los poderes que lo oprimían tradicionalmente, ha quedado por otro lado desamparado de la protección de esos mismos poderes. Las conquistas de libertad implican una deuda de desamparo y absurdo existencial. La vida misma es un movimiento desordenado que no cesa de atraer hacia sí la explosión desenfrenada.

Sabes que vas a ir preso, pero eso no te detendrá; al contrario. Es lo que deseas y harás todo lo que tengas a tu alcance para conseguirlo. No podemos hacer otra cosa que no sea ayudarte… ayudarte a encontrar el carcelario que mejor se ajuste a ti, consciente o inconscientemente. El hombre es un ser pecador que necesita de la gracia de Dios, quien ama a todos sus hijos por más pecadores que sean.

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Vicente Quintero

Social researcher. Politics, Philosophy, History and Economics. Poetry. Amazon: https://www.amazon.com/dp/B08FCTQP3L/