¿Dónde están los dibujos homoeróticos de Alejandro Otero? El estigma LGBT en Venezuela
En las bóvedas otrora Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber, hoy Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Armando Reverón, se engavetaron durante varios años los grabados homoeróticos de Alejandro Otero, uno de los artistas venezolanos más reconocidos del siglo XX.
Contexto
Teodoro Petkoff: “No por casualidad, la represión de la homosexualidad se puede encontrar, para poner extremos, para el fascismo hitleriano como en el estalinismo o en las sociedades socialistas actuales. No es casual que tanto en la sociedad nazi como en la estaliniana la moral sea victoriana (…) Nosotros somos, a fin de cuentas, machistas problematizados (…) La dificultad que tiene el MAS para asumir la cuestión feminista y la homosexual tiene mucho que ver con eso, pues estamos condicionados y no hemos tenido suficiente fuerza para luchar contra nosotros mismos.” En González, J. (2007). Entendido. Pioneros del movimiento LGBT venezolano (1980–1984). Caracas: Bitácora Sexo Diversa.
Aunque ya han pasado varias décadas de la revolución sexual de Isaac Chocrón en los setenta, todavía en pleno siglo XXI es difícil ser parte de la comunidad LGBT en Venezuela. Ni siquieras las uniones civiles son reconocidas en el país sudamericano; menos aún el matrimonio entre personas del mismo sexo. La sociedad venezolana se ha abierto un poco y el homosexual ya no es visto como un enfermo, gracias a la despatologización de la homosexualidad por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), la internacionalización del movimiento LGBT, el apoyo de algunas grandes transnacionales a la causa sexodiversa y el cambio de postura de los medios de comunicación tradicionales, que si bien no tienen una postura pro-LGBT, ya no ponen al homosexual al mismo nivel de los enfermos, los violadores y los delincuentes. Recientemente, el Foro Económico Mundial ha emprendido una agenda a favor de la inclusión del colectivo.
Ser parte de la comunidad LGBT es todavía un estigma en Venezuela. Los homosexuales, las lesbianas, los bisexuales, los transexuales y los queers cargan con la cruz de la vergüenza. La sociedad ha comenzado a tolerar la existencia de este colectivo, pero todavía no lo acepta. En líneas resumidas, ser homosexual no es lo que se espera y no encaja con las expectativas ideales de la sociedad — y tampoco con las de la comunidad LGBT , cuyos miembros continúan idealizando al hombre heterosexual y aún reproducen los patrones heteronormativos en sus relaciones de pareja — . Ya no está tan mal ser gay, pero tampoco está muy bien. “Somos burla especialmente de algunos del mismo grupo de homosexuales, son los que más critican. No aprecian lo que vale nuestro trabajo”, declara el travesti José Luis Salazar (Revista Igual Género, número 5:13, septiembre 1995). La discriminación dentro de la comunidad LGBT puede ser tan o más fuerte que la del resto de la sociedad.
Tamara Adrián sobre el tema de los evangélicos en el PSUV: “Ellos sacan un cálculo político ¿Cuánto me cuesta que me quiten el voto de los evangélicos contra cuánto me representa incluir a la población LGBT?”
La aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo es un tema difícil en Venezuela. Los partidos políticos más importantes están conscientes de las implicaciones que tendría esta medida en el seno de una sociedad que ha reivindicado históricamente la viralidad, la cultura del macho, los valores de la familia judeocristiana tradicional, etcétera. Son pocos los que quieren que en sus biografías se escriba que ellos fueron los que le dieron el visto bueno al proyecto de aprobación del matrimonio LGBT, aún siendo ellos homosexuales, lesbianas, bisexuales, queer, etcétera. Además, este es un asunto de militancia y representación política: la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica también mueven votos.
No es partiendo de este contexto que debemos comprender la vida de Alejandro Otero y la censura a la cual fueron sometidas sus obras homoeróticas, sino desde las vicisitudes de sus tiempos. La complicada situación de la comunidad LGBT en Venezuela en materia de protección legal, derechos humanos y aceptación social no es comparable a la época de los ochenta-noventa, al menos no en los mismos términos. Los homosexuales, históricamente estigmatizados en Venezuela, pasaron en los años ochenta y noventa por el período conocido como la “crisis del VIH”, que reforzó los prejuicios de la sociedad sobre la comunidad LGBT. En los años noventa, era común la asociación de la homosexualidad con el sida, e incluso, la misma delincuencia urbana. Las zonas de tolerancia eran percibidas como lugares hostiles a la familia, en donde la percepción de inseguridad ciudadana era más alta.
En 1983, los medios de comunicación presentaron por primera vez a la opinión pública venezolana el caso de la muerte de un hombre a raíz de las complicaciones generadas por el virus del VIH. La noticia fue presentada con el siguiente titular: “El cáncer gay llega a Venezuela”. Un hombre extraño había muerto, de gustos sexuales no convencionales. Si bien este no había sido el primer caso registrado, sí fue el primero en ser publicado en la prensa, que había censurado el tema en 1982. Durante la década de los ochenta, los homosexuales masculinos representaron el 67% de los casos de SIDA en Venezuela y de cada 10 personas que contraían la enfermedad morían 7. Como consecuencia, en el país sudamericano se generó la siguiente matriz de opinión: “Si eres homosexual, vas a tener sida. Los homosexuales son sidosos y promiscuos.”
Carlos Basilio Muñoz (2004): La homosexualidad ‘no existe’. Cuando nos presentan una persona asumimos que es heterosexual, a menos que tengamos motivos para ‘sospechar’ que es ‘raro’. Por ejemplo, la segregación por sexos de baños y vestuarios por motivos de moral sexual, descansa en el sobreentendido de que la atracción sexual se orienta solamente a personas del sexo opuesto. [b] Cuando sospechamos o sabemos de su existencia, entonces lo más ‘ubicado’ es no hablar (por lo menos abiertamente) del tema. Es, en el mejor de los casos, innombrable. En mis actividades en Caracas se planteó el tema de dos adolescentes que fueron sorprendidas besándose en los baños: el director no sabía si decidir que ‘no había pasado nada’ o aplicar sanciones.
La homosexualidad, bisexualidad, heteroflexiblidad o identidad queer de Alejandro Otero
En la historia del arte venezolano, la presunta orientación sexodiversa de Alejandro Otero tiene su antecedente en Armando Reverón, considerado por algunos el Van Gogh venezolano — un título ciertamente polémico y, para algunos, inapropiado— . Debido a su excéntrico estilo de vida, Reverón fue catalogado como loco, impotente y homosexual. Por supuesto, todo esto en el marco de una sociedad todavía ignorante del abanico de tendencias y orientaciones sexuales. Mientras que el venezolano promedio tenía una concepción binaria de la sexualidad (heterosexualidad/homosexualidad), en Armaron Reverón se dice que existía una cosmovisión mucho más rica y compleja que trascendía las limitaciones de esa básica dicotomía.
Se dice que los dibujos homoeróticos de Alejandro Otero fueron inspirados en varios modelos masculinos, uno de ellos de rasgos afroides y piel oscura, obrero de San Agustín del Sur, sector adyacente al complejo cultural y residencial Parque Central, en donde Otero habría pintado las obras. Por lo general, los modelos mantenían estrecha amistad con Otero. Según las amistades del artista venezolano, los dibujos homoeróticos tuvieron varias etapas. Después de la muerte de Otero, Sofía Ímber se negó a exhibir dichas obras. Los prejuicios de la época sobre la homosexualidad, el estigma de ser seropositivo y la reacción de la opinión pública fueron algunas de sus razones. A raíz de las complicaciones generadas por el virus del VIH, las últimas horas de Otero fueron menguadas y muy dolorosas.
“Desde aquella mañana Alejandro Otero recordaría a Reverón todos y cada uno de los días de su vida, lo recordaría tomando café en el Castillete, bailando, pintando, comiendo, haciendo silencios, haciendo ruidos, magia, pero nunca escondiéndose, porque era un hombre que había elegido el espacio todo como su casa, la realidad absoluta como su intimidad. (…) Pero también, lo amaba, lo amaba con la pasión y la locura de las cosas imposesas, que no pueden ser diluidas. Lo volvía a ver en su madrugada de moribundo con sus manos ocupadas (…)” — Manuel Malaver, 1992
Alejandro Otero es vinculado afectivamente a Gonzalo Licini, de quien muy poco se sabe hoy en día, aunque todavía hay familias que portan ese apellido en Venezuela; y a Armando Reverón. Fuentes cercanas al artista, también asociadas al mundo artístico venezolano, cuentan que Otero incluso vivió en Nueva York con un modelo cubano, quien también lo acompañó durante sus últimos días de vida.
Para su familia y parte de su círculo de amistades, Otero se había vuelto loco; loco porque había reconocido la condición que antes había negado y no se atrevió a asumir más allá de las secretas aventuras y parrandas. Tampoco el diseñador de sus exposiciones. Muchos quedaron sorprendidos cuando salió del clóset, como era frecuente en la época.
¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que se despeje la incógnita de los dibujos licenciosos que dejó al morir Alejandro Otero? La autocensura ha operado con fuerza redoblada para blindar el secreto. Los dibujos de marras pertenecen a una zona de sombra en la vida del pintor, la del drama de una apertura sexual tardía, vinculada a la causa de su muerte: el sida. El empeño puritano ha colocado en cuarentena todo cuanto se relaciona con la faz oculta del artista: un prejuicio sordo se ha abatido, incluso, sobre las obras que heredó Gonzalo Licini, el joven que lo acompañó hasta la hora final. El conocimiento minucioso de la vida de los grandes creadores es, en todas partes del mundo, uno de los ejercicios habituales de la cultura. Venezuela, país de memoria azarosa y a menudo selectiva, en cambio, ha optado tradicionalmente por la hagiografía. Como resultado el adjetivo ha devorado la información histórica, el monumento la biografía. Si Sócrates hubiera nacido en Venezuela, ignoraríamos las circunstancias de su muerte y la filosofía se hubiera privado de una de las discusiones que la ocupan desde hace siglos. En un momento en que se preparan homenajes, ediciones y ensayos sobre la vida y la obra de Alejandro Otero, EXCESO, salvando los monstruosos obstáculos del tabú, ha querido explorar a fondo los meandros de la existencia de uno de nuestros mayores contemporáneos. — Revista Exceso, 1992
Es temerario afirmar que Alejandro Otero era homosexual. Después de todo, Otero había contraído matrimonio con Doña Mercedes Pardo, otra artista reconocida. Tener relaciones sexuales con otro hombre no te hace gay, como bien afirma Justin Myers. La presunta relación que tuvo con Gonzalo Licini pudo ser una cosa pasajera. En el mundo desarrollado, los bro-job son comunes entre hombres 100% heterosexuales y casados, completamente enamorados de sus esposas, quienes esporádicamente sodomizan a sus amigos, básicamente para darle variedad a sus vidas.
Manuel Malaver (@MMalaverM): Una madrugada amarga, acompañado como en todas las madrugadas de los últimos cinco años, por su amigo Gonzalo Licini, que ahora le traía un vaso de agua para humedecerle los labios resecos. (…) Ahora en las horas finales, lo reconocía. Había sido difícil. Una dura pelea hasta ceder, frente a la razón, a la lava de las pasiones. El pagano amor clásico. Había pagado, serenamente, el trágico precio de la enfermedad. ¿Dónde estaba Gónzalo? [Otero] Iba a confesarle su amor por última vez. No se lo explicaba, pero aún quería, y quería seguir queriendo. Un león sediendo vagaba por el desierto de su alma agonizante. (…)
El sexo es algo que permite reforzar la amistad y hacer negocios; no necesariamente hay inclinación amorosa. En la guerra, un hombre a veces puede tener el impulso de poseer a otro, básicamente para imponer su poder. Algunas fuentes documentales indican que Alejandro Otero pudo haber tenido inclinaciones homosexuales, pero esto no significa que este haya sido homosexual. Otero pudo ser heteroflexible, bisexual o queer. El único que lo sabía, después de todo, era él. Los demás especulan.
Para los historiadores del arte, sociólogos y antropólogos, el tema resulta fascinante porque permitiría comprender, desde una perspectiva más profunda, la historia de la homosexualidad en Venezuela a finales del siglo XX, a través de la reconstrucción de hechos relevantes y las vivencias de personajes clave, íconos de la Venezuela contemporánea. La obra homoerótica de Alejandro Otero nos ayudaría a responder las siguientes preguntas: ¿Qué significaba ser homosexual en la Venezuela de los años ochenta-noventa? ¿Qué representaba esto para la fama de un artista? ¿Enamorarse de otro hombre cuando ya estás casado con una bella y exitosa mujer? Y no perdamos de vista otro importante factor: el sida VIH.
El análisis de estas obras muy poco conocidas nos permitiría entender el drama que significó esta situación para Alejandro Otero, como artista; y también, el contexto que lo rodeaba: una Venezuela todavía llena de prejuicios sexuales. El hombre no es ajeno a su entorno; este lo influencia, si bien no siempre es determinante. ¿Alguna vez tendremos la oportunidad de conocer y estudiar las obras homoeróticas que Alejandro Otero le dedicó a Gonzalo Licini, supuestamente su gran íntimo amigo? Al igual que Isaac Chocrón, Otero es un personaje trascendental en la historia LGBT de Venezuela, todavía asunto de pocas líneas. Ya no vivimos en la Venezuela de los noventa; hay que superar los prejuicios y el tabú. Estamos en el siglo XXI; acabemos con la invisibilización de la homosexualidad y la discriminación silenciosa que emana de ella.
¿La homosexualidad es algo que tiene que darte vergüenza?
Notas interesantes:
- Aunque la Revista Exceso denunció que las obras eróticas de Alejandro Otero estuvieron engavetadas en el Museo de Arte Contemporáneo, fuentes cercanas al museo dicen que no ha sido posible encontrarlas en el catálogo.
- Fuentes cercanas al Museo Alejandro Otero de Caracas, comentan que hace 10 años se presentó una exposición con las obras homoeróticas del artista, aunque esta no tuvo mucha difusión mediática.
- En el Museo Alejandro Otero de Caracas, en noviembre de 2018, tuvo lugar la exposición Rarx, cuyo eje temático central fue la identidad queer. Los artistas invitados fueron: Argelia Bravo, Alberto Brandt, Abner Wagner (Colombia), Carlos Eduardo Araujo, Belén Villaroel, Saim-ma Rada, Natasha Moya Copolla, Gustavo Marcano, Raúl Rodríguez, Proyectivo, Vicente Quintero y Marcos Kirschstein.
- En el año 1977, Venezuela fue el primer país del mundo en reconocer la identidad de género.
- Antonio Mendoza Wolske, poeta gay venezolano, descendiente del virrey del primer virrey de la Nueva España y el segundo virrey de Perú — Antonio de Mendoza y Pacheco — , se encuentra exiliado en en Italia desde hace décadas por amenazas de muerte que recibió por hacer literatura de temática homoerótica. Su vida corría peligro en Venezuela. “Ocho casas editoriales rechazaron mi primer libro de poesía. Sólo uno tuvo la gentileza de contestarme. Me dijeron que era imposible publicarlo, so pena de la quema del libro, del poeta y del editor en la plaza pública. El segundo libro no fue publicado porque recibí amenazas de muerte. Me llamaban basura”, cuenta Mendoza Wolske.
- En 1995, un ciudadano homosexual venezolano (José Luis Ortigoza) recibió asilo en Canadá por haber sido violado y torturado en tres ocasiones por la policía venezolana. La razón de la tortura: su orientación sexual. La noticia fue publicada en Outlines e Igual Género.
- En 1994, según Planned Parenthood of Connecticut, con base en los datos de la International Lesbian and Gay Association, El Nacional informó que grupos de personas armadas disparan contra travestis en la Avenida Libertador. “La policía los hostiga, los transeúntes los insultan y ahora son el blanco de gente armada”. (RW/797)
- En el año 1998 Venezuela inició una prohibición del acceso de hombres gays al ejército (International Lesbian and Gay Association). El General Venancio Ortega dijo que creía que la sociedad venezolana rechaza la idea de que los homosexuales sirvan en el ejército. Todos los jóvenes de 18 años en Venezuela deben hacer el servicio militar por un periodo corto, pero uno puede evitarlo alegando ser gay.
- En el año 2001, la comunidad LGBT en Venezuela era conocida por las siguientes siglas GLBTQS&GH (gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros, queers, simpatizantes & gays honorarios)
- Carlos Basilio Muñoz, en el año 2004, dijo: “El género incluye un status sociocultural (…). Entonces -a diferencia del sexo- el género es una ideología y las características socialmente atribuidas a los sexos pasan a ser signos míticos del género”. Estas discusiones también deben tomar en consideración aquello que se conoce como ideología de género.
- En 1939, se aprobó en Venezuela la Ley de vagos y maleantes, la cual permitía encarcelar durante dos años a los homosexuales en colonias agrícolas, con el fin de que estos modificaran su conducta. La internación podía extenderse dos años más. Esta ley se mantuvo vigente hasta los años ochenta.
- Reynaldo Hahn, considerado el “ignorado venezolano universal”, fue abiertamente homosexual en la Europa del siglo XIX. Son pocos los lugares en Caracas que le hacen honor a Hahn, a pesar de sus grandes logros en Europa.
- La relación de Hahn con Marcel Proust lo inspiró a inscribir la primera novela que habla abiertamente de la homosexualidad: Jean Santeuil.
- Se comenta que Teresa de La Parra era lesbiana. Marcos Kirschstein, en el año 2018, publicó un corto documental sobre el tema, con las entrevistas al doctor Rafael Arráiz Lucca y la activista Elena Hernaiz, descendiente indirecta de Teresa de La Parra. Lo puedes ver aquí: https://www.youtube.com/watch?v=Zqw0z-l3GUU
- En 1818, José Ignacio Peti, un empleado de la Cárcel Real de Caracas, acusado de insinuarse sexualmente a los presos, fue condenado a ciento cincuenta azotes y a ser paseado por el centro de Caracas encima de un asno, con el fin de hacerlo sufrir el escarnio público
- En el año 1959, el movimiento militarista venezolano en el exilio hizo fuertes acusaciones en contra de Rómulo Betancourt, tomando como base las declaraciones de Rafael Simón Urbina, quien publicó un libro que se encuentra en la colección de la Biblioteca Nacional. Betancourt fue acusado de sodomita (homosexual), ya que según las declaraciones de Urbina, este fue sodomizado por uno de sus amigos.
- Durante mucho tiempo, los sectores Chacao, El Rosal, Chacaíto y Sabana Grande fueron estigmatizados por la presencia de homosexuales.
Material de consulta:
González, J. (2007). Entendido. Pioneros del movimiento LGBT venezolano (1980–1984). Caracas: Bitácora Sexo Diversa.
González, J. (2015). Historia de Entendido, primera revista LGBT de Venezuela. Caracas: Bitácora Sexo Diversa.
Kirschstein, M. (2018). Simplemente Teresa. Caracas: MAO. Producción audiovisual. https://www.youtube.com/watch?v=Zqw0z-l3GUU
Malaver, M. (1992). La luna de Alejandro Otero. Caracas: Revista Exceso.
Márquez, L. (2015). Aquí hay homofobia de Estado por omisión. Diario La Verdad. http://www.laverdad.com/politica/81023-aqui-hay-homofobia-de-estado-por-omision.html
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Autor: Vicente Quintero @vicenquintero